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Cristianismo dominicano se enrumba, cada vez más, hacia la secularidad

El pueblo pasa del solemne ayuno de Semana Santa al “fiestón popular”

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Cristianismo dominicano se enrumba, cada vez más, hacia la secularidad
Devotos a la Virgen de la Altagracia durante la celebración de su día, el 21 de enero. (ANEUDY TAVÁREZ)

En la tradición cristiana de la mayoría de los dominicanos, la Semana Santa es la más sagrada de las 52 semanas que tiene el año. En ella, el Viernes Santo era un día que transcurría en completa calma y recogimiento de las familias, que solo se concentraban alrededor de las también tradicionales habichuelas con dulce a degustarlas, amén de los más religiosos que se sumaban a las misas Crismal y de la Santa Cena.

A la fecha, el Viernes Santo no solo es un día más del itinerario de vacaciones que permite el asueto, sino que es fecha de varias actividades al aire libre, incluidos conciertos.

El titular de una noticia publicada a principio de esta semana decía: “Ya ni el Viernes Santo se salva de conciertos masivos”, en referencia a la lista de presentaciones artísticas (paganas, en el ámbito religioso) que se realizarían en el país ese día.  

Esas, entre otras manifestaciones populares, son las que llevan al sociólogo y catedrático universitario Carlos Andújar a afirmar que el cristianismo dominicano se ha ido secularizando en los últimos años. 

“El mundo católico opone lo sagrado a lo terrenal.  Pero en República Dominicana, en los últimos 30 años, se ha ido desplazando lo sagrado e imponiendo lo secular, a tal punto que estuve en una misa y lo que tocaban yo lo quería bailar y era una misa católica”, dice.  Algo parecido ocurre en los cultos de grupos protestantes, en los que el ritmo de algunos cánticos se confunde con la de cualquier salsa o bachata paganas. 

Andújar, miembro de las academias dominicanas de Ciencias y de Historia, también refiere las expresiones festivas que se dan en algunas peregrinaciones convocadas por la iglesia católica. Menciona la peregrinación a la Virgen de la Altagracia, de Las Mercedes o al Cristo de Bayaguana.  

“Cuando tú vas a ellas, tú lo que encuentras es una fiesta que no se sabe si se va a una expresión de religión, pues hay bachata, romo, fiesta, perico, hay corridas de caballos, expresiones de cultos a la virgen… Somos un pueblo en el que lo sagrado y lo secular caminan de la mano”, reflexiona.

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Infografía
Una devota de la Virgen de la Altagracia participa de una procesión en Santiago (ANEUDY TAVÁREZ)

La secularización es, a juicio de Andújar, una forma de las religiones volver a conectar con las nuevas generaciones en tiempo en que, advierte, se experimenta un declive en la feligresía, sobre todo, del catolicismo.

Esa baja la admite el obispo católico José Dolores Grullón Estrella, para quien es evidente el aumento que existe de los que se declaran no creyentes. 

Lo justifica en el hecho de que la población tiene más acceso a información y que eso ha llevado a que los que sigan en el catolicismo sean los que realmente creen y no los que por miedo, como ocurría antes, se sumaban a las actividades religiosas. 

Un informe publicado en 2018 por Latinobarómetro medida esa merma entre los dominicanos. Indicó que de un 64 % de la población que se definía católica en 1995, solo el 48 % se identificó como tal en 2013.

No obstante, era el catolicismo la religión más dominante en el país, seguido de los evangélicos con un 21 %.  La hegemonía de la iglesia católica, que data desde la colonización española que inició el 12 de octubre de 1492, se mantiene en la actualidad.

Una encuesta de enero de 2021, realizada por el Centro Económico del Cibao (CEC) y el portal de noticias Acento.com.do, reflejó que el 59.2 % de los dominicanos dice pertenecer a la iglesia Católica, frente a un 19 % que dijo ser de la iglesia Evangélica y un 2.5 de la iglesia Adventista.

“La fe ha ido variando, porque la gente entendía antes que toda la religiosidad que tenía era la fe. Por ejemplo, en la Semana Santa todo el mundo participaba en la iglesia, guardando silencio, ayunando, pero es que, si uno no hacía eso, se (creía) podría convertir en un animal, en algo raro, pues era una fe basada en el miedo, muy por encima de la ropa”, plantea Monseñor Grullón Estrella. 

Actualmente, dice, ha crecido mucho el conocimiento de Jesús, de la Biblia y del Evangelio, gracias a las facilidades que dan los nuevos tiempos.  “La gente lee mucho y se entera y va viendo la realidad… ahora hay más conciencia del mal y del bien… El conocimiento ha crecido, pero también ha crecido la indiferencia… como que dicen que ya Dios no es el castigador que me va a castigar, entonces, ha crecido la indiferencia y tú ves a esa gente que antes decían que eran católicos, ahora dicen que no son de ninguna religión”, comenta Grullón Estrella.

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Infografía
Corrida de toros en Bayaguana, Monte Plata. (ARCHIVO/ DIARIO LIBRE)

A pesar de los cambios en la forma de vivir sus creencias o de denominaciones religiosas, los dominicanos siguen siendo uno de los países de Latinoamérica que más confían en la iglesia. 

Latinobarómetro, en su informe de 2021, señala que República Dominicana sigue entre los países de la región con más confianza en la iglesia, al ocupar el cuarto lugar, con un 72 %, entre 18 países en los que se consultó. 

Diversidad en la religión

El sociólogo Andújar resalta la gran espiritualidad que caracteriza al dominicano, la que se manifiesta en una diversidad de costumbres religiosas. “Somos un pueblo con distintas costumbres. Esa diversidad cultural del pueblo dominicano se ve con protestantes, el catolicismo, unos fundamentalistas, otros menos fundamentalistas; pero también hay practicantes del vudú (culto religioso que mezcla elementos del cristianismo y el fetichismo y que se origina en África), del liborismo (seguidores de Liborio Mateo), creencias en cofradía que celebran a los muertos, otras creencias que son taínas”. De todas, reconoce el predomino de los católicos y protestantes que, entre ambas, reúnen a más de seis de los más de diez millones de habitantes que tiene la República Dominicana, según sus estimaciones.

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Es periodista en Diario Libre.