Diálogo Nacional inauguró un estilo de consulta cuyos resultados se esperan
Salvo algunos casos, la cosecha ha sido pobre
Eli Heiliger
SANTO DOMINGO. Desde que el presidente Leonel Fernández convocó mediante el decreto 489-97 al Diálogo Nacional en 1997, el país ha tenido decenas de diálogos con la finalidad de enfrentar y resolver gran parte de los problemas nacionales, pero la cosecha, salvo en algunos casos, ha sido pobre.
El decreto designaba una comisión que debió convocar al Diálogo Nacional el 11 y 15 de enero de 1998, presidida por el propio Fernández e integrada por Edilberto Cabral, Carlos Dore Cabral, Bienvenido Álvarez Vega, Danilo Medina, Any Selman, Elena Viyella, Celso Marrazini, Ezequiel Molina, Nélsida Marmolejos y Agripino Núñez Collado, que fue designado como vocero.
De ahí en adelante, todos los gobiernos han llamado a las “fuerzas vivas” de la nación a consultas para optar por decisiones importantes. Hay que destacar que hasta ese momento ningún gobierno se había propuesto hacer una consulta a la población como el Diálogo Nacional.
La comisión organizadora del diálogo recibió propuestas procedentes de todo el país y de los más variados tipos, como peticiones para establecer cementerios para mascotas. Se hizo un gran esfuerzo en términos de propaganda y se abrió un local atendido por decenas de empleados. Nunca se supo la cantidad de dinero que se gastó.
Resultados
El lunes 8 de marzo de 1999 el gobierno publicó un espacio pagado en la prensa nacional titulado: “Un año después más de 100 propuestas se aplican en beneficio del país”, entre las que figuran la creación del Consejo Nacional de Agricultura, construcción del palacio de justicia de Puerto Plata, y eliminación de barreras del comercio exterior, entre otras.
Años antes de la celebración del Diálogo Nacional, el 27 de mayo de 1988, se suscribió un acuerdo de Diálogo Tripartito, en un acto encabezado por Joaquín Balaguer, los empresarios y líderes sindicales. El acuerdo incluía un incremento salarial para empleados privados de RD$350 a RD$500 mensuales, revisión del Impuesto sobre la Renta y del Código de Trabajo.
A pesar de “los logros” enarbolados por el gobierno lo cierto es que la población de entonces quedó con un sabor avinagrado con los resultados el Diálogo Nacional. Muchos consideran que fue un esfuerzo propagandístico a favor del gobierno y nada más.
Pero a pesar del éxito presentado por el gobierno con el Diálogo Nacional, el presidente Fernández convocó en enero del 2009 a un encuentro nacional de las “fuerzas vivas de la nación” para seguir discutiendo los problemas nacionales.
“Convocaré en enero un encuentro con las fuerzas vivas de la nación para definir el curso de la acción que como sociedad debemos seguir en estos momentos de adversidades”, dijo en ese entonces el presidente Fernández.
De ahí en adelante se ha abierto un grifo de diálogos, pactos y llamado a consenso. Muchos han terminado en enunciados de propósitos debido a que no han concretizado ningún resultado.
Diálogos para todos
La convocatoria a diálogos y firmas de pactos se ha convertido en una especie de “varita mágica” que muchos quieren tocar y otros ver de lejos por entender que se usa como un recurso para obtener capital político y entretener a la población, sobre todo cuando hay una situación considerada difícil.
Para muchos esto revela la falta de institucionalidad, puesto que hay que obligar a las autoridades a amarrarla al cumplir con sus obligaciones mediante pactos públicos. Ante cualquier problema acuciante se recurre a convocar un diálogo, como si estos fueron capaces de por sí solos de resolver los problemas nacionales.
Desde el llamado Diálogo Nacional el país ha visto desfilar a decenas de convocatorias a diálogo hechas tanto para las autoridades como por miembros de la sociedad civil y partidos políticos.
Hasta se han visto cumbres alternativas, como aquella celebrada a instancias del Foro Social en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, que se efectuó en respuesta a la de Unidad Nacional frente a la crisis económica, que convocó Fernández en el año 2009.
En el 2006, Jorge Subero Isa, a la sazón presidente de la Suprema Corte de Justicia, propuso un pacto social contra el narcotráfico, corrupción, terrorismo, migración y educación.
Otros pactos suscritos son el llamado Pacto de Solidaridad Económica en 1990. El Pacto por la Educación firmado en el 1 de abril del 2014 también ha sido uno de los más vigilados por la sociedad para garantizar su cumplimiento por las autoridades.
Actualmente se discute bajo la mediación de Agripino Núñez Collado el Pacto Eléctrico con finalidad de resolver la crisis energética que afecta al país, para los próximos días se espera que se comience a discutir el pacto fiscal.
Para esta semana se espera que se inicie el diálogo con miras a la Ley de Partidos Políticos, la elección de los miembros de la Junta Central Electoral y las altas cortes.
El mediador
No ha habido una convocatoria a diálogo y firma de pactos en el país en donde Agripino Núñez Collado no haya sido el componedor, el hombre que ha logrado sentar a la mesa y reunir a tirios y troyanos, sin importar el momento político. Para muchos, ese ha sido el gran éxito del sacerdote y exrector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.
Actualmente Núñez Collado es el presidente del Consejo Económico y Social (CESI), instituido mediante el decreto 13-05, una especie de foro para dar cabida a todas las discusiones relativas a búsqueda de consenso.
Eli Heiliger
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