Procuraduría identifica colombianos de avión
La Fiscalía de Pedernales se queja de que la droga fue sacada a tres km, antes que los cuerpos
Diario Libre
SANTO DOMINGO. La Procuraduría General de la República identificó a los cuatro colombianos que quedaron calcinados tras precipitarse un avión en las costas de Pedernales con un cargamento de cocaína, la madrugada del 21 de este mes.
El avión, con capacidad para nueve plazas, era pilotado por Rodolfo Sánchez Quintero, de 52 años.
El copiloto, Héctor Iván Osorio Valek, de 28 años, quedó pulverizado como consecuencia del impacto de la aeronave con un árbol. A bordo también se encontraba el joven de 21 años Jairo Yasin Shaikh, quien venía en la parte de atrás del avión y cuyo cuerpo pudo ser reconocido con menos esfuerzo que los demás.
Asimismo, en la parte de atrás abordaba Ricardo Lozano Tangarife, de 47 años, mecánico de avión. Los investigadores estiman que la aeronave tenía capacidad para transportar más de 1,000 kilos de cocaína.
La aeronave cayó en un precipicio de la comunidad de Ticafé, una inhóspita zona en donde solo se puede accesar en mulo o helicóptero.
El avión usado marca Cessna Caravan está valorado en el mercado en un precio promedio de unos US$2 millones.
Las autoridades antidrogas manifestaron que la tripulación traía una cantidad de 91 kilos de cocaína. Tres pacas de la droga estaban parcialmente quemadas. El Ministerio Público de Pedernales informó a la Procuraduría General de la República su extrañeza de que la droga se encontrara a tres kilómetros de distancia del lugar donde estaba el avión.
La misma fue llevada a la comunidad de Canoa, desde Ticafé, donde se precipitó el avión.
Detalló que cuando los fiscales fueron al lugar ya la droga no estaba en el avión, pero los cadáveres fueron rescatados dos días después.
Los mismos se habían trasladado en helicóptero a la Canoa, donde no hay otra forma de llegar. Uno de los calcinados tenía un silbato adherido al cuello y otro un guante.
Investigadores del accidente detectaron que la aeronave traía garrafones de combustible adheridos en los sillones y un sistema para abastecerse durante el vuelo. Asimismo, que el piloto había venido en varias ocasiones al país, presuntamente a traer cargamentos de estupefacientes. Aseguran que el avión habría sido modificado para cargar grandes cantidades de droga.
Los cadáveres
Un abogado vino al país procedente de Bogotá, Colombia, a reclamar los cadáveres de sus compatriotas. Fernando Cardoso Gómez fue apoderado por los familiares de los occisos para la realización del reclamo. Con tales propósitos, hicieron una petición directa a la Procuraduría, a la que mostró poderes especiales otorgados para tales fines.
El mismo facilitó placas dentales, actas de nacimiento y fotos, que viabilizaron que el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) y el Instituto Nacional de Patología Forense identificaran los cadáveres de tres tripulantes que quedaron irreconocibles. Justamente, ayer en horas de la tarde, fueron entregados los cadáveres a la Funeraria Blandino, la cual estaba encargada de prepararlos para poder ser llevados en ataúdes hacia Colombia. La Dirección Nacional de Control de Drogas dijo la semana pasada que fueron hallados 97 kilos de cocaína que traía la aeronave, una parte de ella chamuscada por el incendio.
los trámites
El abogado Fernando Cardoso Gómez viajó desde Colombia y se presentó por ante la Procuraduría General de la República, a la cual informó que fue comisionado por los familiares para que se le entregaran los cadáveres.
Permaneció en el país hasta completar los trámites que originaron que tras la identificación, por diligencias hechas por el letrado, se ejecutara el procedimiento.
Cardoso Gómez trajo una serie de documentos para posibilitar que tanto la Procuraduría, como el Inacif y Patología Forense pudieran identificar a quién correspondían los desintegrados cadáveres de la tripulación aérea.
Anteriormente, la Funeraria Blandino también fue la encargada de preparar los cadáveres de los colombianos acribillados en Ojo de Agua, en Paya, Peravia, para llevarlos a Colombia.
El avión, con capacidad para nueve plazas, era pilotado por Rodolfo Sánchez Quintero, de 52 años.
El copiloto, Héctor Iván Osorio Valek, de 28 años, quedó pulverizado como consecuencia del impacto de la aeronave con un árbol. A bordo también se encontraba el joven de 21 años Jairo Yasin Shaikh, quien venía en la parte de atrás del avión y cuyo cuerpo pudo ser reconocido con menos esfuerzo que los demás.
Asimismo, en la parte de atrás abordaba Ricardo Lozano Tangarife, de 47 años, mecánico de avión. Los investigadores estiman que la aeronave tenía capacidad para transportar más de 1,000 kilos de cocaína.
La aeronave cayó en un precipicio de la comunidad de Ticafé, una inhóspita zona en donde solo se puede accesar en mulo o helicóptero.
El avión usado marca Cessna Caravan está valorado en el mercado en un precio promedio de unos US$2 millones.
Las autoridades antidrogas manifestaron que la tripulación traía una cantidad de 91 kilos de cocaína. Tres pacas de la droga estaban parcialmente quemadas. El Ministerio Público de Pedernales informó a la Procuraduría General de la República su extrañeza de que la droga se encontrara a tres kilómetros de distancia del lugar donde estaba el avión.
La misma fue llevada a la comunidad de Canoa, desde Ticafé, donde se precipitó el avión.
Detalló que cuando los fiscales fueron al lugar ya la droga no estaba en el avión, pero los cadáveres fueron rescatados dos días después.
Los mismos se habían trasladado en helicóptero a la Canoa, donde no hay otra forma de llegar. Uno de los calcinados tenía un silbato adherido al cuello y otro un guante.
Investigadores del accidente detectaron que la aeronave traía garrafones de combustible adheridos en los sillones y un sistema para abastecerse durante el vuelo. Asimismo, que el piloto había venido en varias ocasiones al país, presuntamente a traer cargamentos de estupefacientes. Aseguran que el avión habría sido modificado para cargar grandes cantidades de droga.
Los cadáveres
Un abogado vino al país procedente de Bogotá, Colombia, a reclamar los cadáveres de sus compatriotas. Fernando Cardoso Gómez fue apoderado por los familiares de los occisos para la realización del reclamo. Con tales propósitos, hicieron una petición directa a la Procuraduría, a la que mostró poderes especiales otorgados para tales fines.
El mismo facilitó placas dentales, actas de nacimiento y fotos, que viabilizaron que el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) y el Instituto Nacional de Patología Forense identificaran los cadáveres de tres tripulantes que quedaron irreconocibles. Justamente, ayer en horas de la tarde, fueron entregados los cadáveres a la Funeraria Blandino, la cual estaba encargada de prepararlos para poder ser llevados en ataúdes hacia Colombia. La Dirección Nacional de Control de Drogas dijo la semana pasada que fueron hallados 97 kilos de cocaína que traía la aeronave, una parte de ella chamuscada por el incendio.
los trámites
El abogado Fernando Cardoso Gómez viajó desde Colombia y se presentó por ante la Procuraduría General de la República, a la cual informó que fue comisionado por los familiares para que se le entregaran los cadáveres.
Permaneció en el país hasta completar los trámites que originaron que tras la identificación, por diligencias hechas por el letrado, se ejecutara el procedimiento.
Cardoso Gómez trajo una serie de documentos para posibilitar que tanto la Procuraduría, como el Inacif y Patología Forense pudieran identificar a quién correspondían los desintegrados cadáveres de la tripulación aérea.
Anteriormente, la Funeraria Blandino también fue la encargada de preparar los cadáveres de los colombianos acribillados en Ojo de Agua, en Paya, Peravia, para llevarlos a Colombia.
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