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Identidad de género en niños

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Identidad de género en niños

El Colegio Americano de Pediatras, entidad que desde el año 2002 agrupa en los EE.UU. a pediatras y otros profesionales de la salud, ha emitido una declaración sobre la identidad de género en los niños, instando a educadores y legisladores a rechazar toda política que condicione a los niños a aceptar como “normal” una vida de suplantación sexual.

“La sexualidad es un rasgo biológico objetivo “XY” y “XX” que son marcadores genéticos de la salud, no marcadores genéticos de un trastorno. La sexualidad humana es binaria por diseño, con el propósito obvio de la reproducción y el florecimiento de la especie humana. Este principio es evidente por sí mismo. Existen trastornos genéticos raros de diferenciación sexual que son desviaciones médicas identificables (feminización testicular, hiperplasia suprarrenal congénita etc.); y, estos individuos con trastornos de diferenciación sexual son perfectamente reconocibles, y no constituyen un tercer sexo”.

“Cuando un niño biológicamente sano cree que es una niña o una niña biológicamente sana cree que es un niño, existe un problema objetivamente sicológico que está en su mente y no en su fisiología corporal y, como tal debe ser tratado”. Esto se conoce como disforia de género, anteriormente conocida como trastorno de identidad de género, que es un trastorno mental reconocido en el más reciente Manual de Diagnóstico y Estadística (DSM-5) de la Asociación Americana de Psiquiatría, reconocido mundialmente.

De acuerdo con el DSM-5 el 98% de los niños y 88% de las niñas confundidos con su género, eventualmente, después de pasar la pubertad aceptan su condición biológica sexual. Y, en Suecia, un país con una de las más altas poblaciones LGBT, las tazas de suicidios son 20 veces mayores en los adultos que han usado hormonas del sexo opuesto o que han sido sometidos quirúrgicamente a cambio de sexo.

Inducir a niños y adolescentes a la creencia de que es “sano y “normal” una vida de suplantación sexual, es un abuso infantil. Es una barbarie dejar sin orientación a un niño dizque por “respeto a sus derechos” para que él elija su tendencia sexual, cuando ni siquiera está en capacidad de identificarse a sí mismo. Es obligación de padres y educadores, orientar y guiar responsablemente a todos los niños hasta que hayan alcanzado la madurez suficiente de su verdadera identidad. Y, es un abuso mayor, inducirles a una desviada tendencia sexual, por muy evidente que ésta sea, si reconocemos que un 98% de los niños y un 88% de las niñas, al pasar la pubertad, aceptan con naturalidad la realidad de su sexo.

Fuente: Paul McHugh, M.D. profesor de Johns Hopkins Medical School y primer jefe de psiquiatría del Johns Hopkins Hospital.

Puede hacer sus preguntas al pediatra al e-mail: marcosdiazguillén@gmail.com

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