Judegu, una luz de esperanza para los envejecidos de Gualey
La fundación Junta de Desarrollo Gualey hace sentir a estas personas importantes y valoradas
Este 1 de octubre se celebra el Día Nacional de los Envejecientes
“Yo me siento tan agradecida de Dios. Cuando llovía era una mortificación para mí porque mi cama se mojaba y la de mi hijo también, pero gracias a la fundación ya no pasó por esa situación”, narra con emoción Ruth María, una envejeciente de Gualey que como muchos otros ha sentido que la sociedad la dejó de lado.
Para Ruth María la fundación Junta de Desarrollo Gualey (Judegu) se convirtió en su familia, pues le mostró algo que creía perdido para ella: interés y preocupación por su bienestar.
“Me siento muy feliz, me tratan muy bien, a veces tengo que pasar para decir aunque sea adiós, porque estoy familiarizada con la fundación y mi gente. Estoy muy agradecida de ese personal que bastante se ha preocupado por mí, por mi casita y mi salud”, cuenta con una sonrisa que se visualiza a través de su mascarilla.
Judegu, ubicada en el Ensanche Espaillat , es una fundación que se dedica ayudar a los envejecientes. En sus inicio también trabajaba con niños, pero dado el poco presupuesto con el que cuentan debieron trabajar con un solo grupo.
Su directora, Arelys Morán, explicó que la fundación trabaja con al menos 100 envejecientes a los cuales les ofrecen almuerzo diario.
“Se les estaba dando cena, pero no lo estamos haciendo por la pandemia. Se le da su medicamento, se traen médicos para que les den charla de violencia intrafamiliar, de prevencion de drogas, igualmente de tuberculosis y cáncer y trabajamos conjuntamente con el Conape”, explicó Morán.
De igual forma, desde la fundación realizan algunas reparaciones de viviendas y llevan a los adultos mayores a pasear.
“Los llevamos de paseo a caminar para que ellos se sientan importantes y vean que también pueden”, indicó la directora de la fundación.
Fue en una de esas búsquedas de hogares para reparar que Ruth María tuvo la oportunidad de tener un techo digno para su hogar.
“Una tarde estaban preguntando en la fundación cuáles no tenían zinc y yo levanté mi mano y me sorprendieron con el zinc y la cobija y hasta ahora me siento feliz y contenta porque ya no estoy sufriendo ese daño”, aseguró sonriendo.
Por otro lado, Susana Moreno, a sus 79 años y al lado de su esposo mudo, cuenta con regocijo que desde la fundación la tratan bien y les ofrecen sus medicinas. A ella también la ayudaron con las reparaciones de su vivienda.
La pandemia
El proceso de pandemia ha dificultado un poco las cosas para la fundación. Sin embargo, Morán explicó que en pro de que no les falte sustento a los envejecientes les preparan fundas de alimentos y se las llevan a sus casas, sobre todo para que no tengan que salir a la calle.
“Yo no tengo con que pagarle Arely, lo que ha hecho por mí”, dice Elpidia Mateo, quien a pesar de ser una adulta mayor, considera a Morán como su madre.
“Un día fui con una señora que trabaja allá y me dijo que le ayudara a lavar unas sillas y yo me iba y empecé a ir a todas las reuniones de la fundación y nos llevaba a pasear y nos sacaba a disfrutar y repararon mi casa”, cuenta con emoción.