“La bombita” ofrece una alternativa discreta y eficaz contra la disfunción eréctil
Se trata de un dispositivo que es colocado en el escroto
La mayoría de los pacientes tiene una edad entre 50 y 80 años
Temas que hace algunas décadas eran tratados como mitos y tabúes en las familias dominicanas, hoy se han convertido hilos conductores para el mantenimiento de una buena relación de pareja y, por ende, como un elemento de alta importancia para la prolongación de una relación marital.
Uno de ellos es la disfunción eréctil, patología que en el pasado fue causa de divorcios, suicidios y hasta de aislamiento familiar y social de hombres que no buscaban ayuda profesional o no encontraban alternativas para satisfacer sexualmente a su pareja.
Hoy día la historia ha cambiado. Es en pareja y en la unidad familiar en donde se trata ese tipo de dificultad y en donde se buscan las alternativas para las soluciones.
Así lo revela el doctor Robert Mejía, quien afirma que el implante de pene vino a ser el salvoconducto para restaurar la familia: “Es decir, nosotros lo que hacemos es poner familias felices”.
Y dice más: “Yo tengo pacientes que me dicen que, si no les resuelvo, se van de la casa”.
Disfunción sexual
El doctor Mejía edifica en torno a lo que es la disfunción sexual, y comenta que esa patología se torna evidente cuando el hombre es incapaz de tener y mantener una buena erección y que le permita una buena penetración en su pareja.
Explica que se considera una situación de cuidado en términos de salud, cuando la presencia de esa discapacidad sobrepasa los tres meses, por lo que los especialistas de inmediato diagnostican al individuo como un paciente con problemas de disfunción sexual.
“Cuando investigas y ves que el hombre tiene un problema orgánico como del tipo diabetes, se le hace un chequeo completo de su organismo”, expresa el facultativo, al indicar que una cantidad considerable de masculinos con esta patología tienen un organismo descompensado por la diabetes.
“La prótesis de pene es un tratamiento de tercera línea, que muchas veces se convierte en primera línea, porque un paciente diabético descompensado, con problemas cardiovasculares severos, va a tener problemas en la circulación a nivel del pene y trae como consecuencia que no funcione con nada, por lo que la prótesis viene a ser el tratamiento de primera línea”, manifiesta.
Seguidamente agrega: “A nivel del pene tenemos los llamados cuerpos cavernosos, que son dos cilindros que se llenan de sangre cuando hay una erección. Cuando esos mecanismos fallan, porque no les llega la suficiente sangre; entonces, esos cilindros se ven ocupados por una cirugía en la que al paciente se le implanta un dispositivo completamente discreto que no es perceptible ni por la pareja, pues es implantado a nivel del escroto”.
“Consta de tres partes: Los cilindros huecos que se llenan con una solución salina que se activa con una bombita. Esa bombita toma un suero fisiológico que se llena en el cuerpo cavernoso y produce una erección lo más fisiológica posible”, sostiene. La activación debe ser manual.
Los candidatos
En los cinco años que el doctor Mejía lleva haciendo implantes de pene en el país, revela que los pacientes más propensos a este procedimiento tienen entre 50 y 80 años de edad. “Recientemente puse una prótesis a un paciente de 82 años en completo estado de salud”, dice. La satisfacción del paciente es tal, que le han confesado al doctor que es como haberle devuelto la vida. “Eso no tiene precio”, resalta.
Certificado en Los Ángeles y Miami, presta sus servicios profesionales en el Centro de Obstetricia y Ginecología, así como en el Centro Médico Moderno.