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Nacidos durante la pandemia: Dos partos de trillizos en un solo día

Una adolescente de 15 años y una joven de 21 dieron a luz en la Maternidad de la Altagracia

“Mientras daba a luz pensaba que moriría, pero al ver a mis bebés sentí un alivio en mi corazón”. La adolescente de 15 años de edad relata la emoción del nacimiento de sus tres niños el pasado jueves 20 de mayo, en la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, cuyos médicos intervinieron en dos partos de trillizos el mismo día.

“No podía respirar y los médicos tuvieron que conectar aparatos respiratorios a mi cuerpo, pero después vi a mis niños y me sentí muy bien”, expresa la adolescente que reside en el sector Villa Juana, en el Distrito Nacional.

La joven madre, cuyo nombre se omite por ser menor de edad, explica que aunque da gracias a “Dios” por sus bebés, cuando se enteró que eran trillizos no pudo evitar las lágrimas. “Tres niños es un gasto muy grande y no tenemos recursos para mantenerlos”, reconoce.

Los trillizos Mario, bautizado así en honor a uno de los médicos que atendió el parto, Fabián y Fabio, nacieron a las 28 semanas de gestación durante un parto por cesárea y aún se encuentran ingresados en la maternidad.

La adolescente cuenta cómo, a pesar del riesgo que representa para ella debido a su cesárea, se traslada al centro a bordo de un motoconcho. “Tengo que ir en un motor porque no tenemos recursos para pagar taxi todos los días. Entonces, a pesar del riesgo lo hago porque debo ir a donde mis niños”.

La estrenada madre reside junto al padre de sus hijos y sus suegros en una casa alquilada. El progenitor de los niños tiene 22 años de edad. Entidades como Profamilia insisten en el problema que tiene República Dominicana con el alto número de madres adolescentes.

Los únicos ingresos que perciben los obtiene su joven pareja en una fábrica de textiles donde devenga un salario de RD$5,000.

Los padres de su pareja compensan con la venta de gandules y frijoles.

“Yo desearía que me ayuden en algunas cosas, no tenemos los insumos necesarios para mantener a los bebés, me hacen falta pañales, pues debo llevar ocho a cada niño. Yo lo único que tengo es un poco de ropa y una cuna que me regalaron ayer, después no tengo más nada”, cuenta apesadumbrada.

En otras cunas

Laura Josefina Morel, de 21 años de edad, también dio a luz a trillizos en la maternidad el pasado 20 de mayo. En su caso trajo al mundo a tres niñas, que al igual que los niños de la adolescente permanecen en el centro hospitalario.

“Iba a iniciar la carrera de Diseño Gráfico en la Universidad Autónoma de Santo Domingo sin saber que estaba embarazada. Me vine a dar cuenta de mi estado por un accidente que tuve a principio de diciembre”, cuenta.

Morel, residente en el Ensanche Isabelita, en Santo Domingo Este, narra cómo en diciembre de 2019 sufrió un accidente de tránsito en el cual casi pierde la vida. Semanas después, debido a dolores abdominales, decidió que le hicieran una sonografía en la que le diagnosticaron “una masa mal formada” en el estómago.

Luego de tomar durante una semana un medicamento para desintegrar la supuesta masa, el médico le suspendió el tratamiento debido a que estaba embarazada de trillizos.

La joven cuenta que sus familiares quedaron impactados al recibir la noticia porque, aunque son descendientes lejanos de mujeres que han tenido mellizos, nunca se había dado el caso de trillizos.

Entre risas, explica que aún no ha nombrado a las niñas porque no se ponen de acuerdo. Cada familiar quiere un nombre diferente y ese “es un tema de debate”.

El padre de sus hijas, Manuel Soto, de 32 años de edad, labora en un colmado como administrador. Ahora se encuentra buscando una casa donde trasladarse con su familia.

“Él estaba como medio ido, decía que ahí (en su barriga) no podían haber tres niñas, luego lo aceptó al ver todas las sonografias”.

Morel, que actualmente vive con sus padres y una hermana, señala que aunque las niñas nacieron con problemas respiratorios ya se encuentran fuera de peligro.

“Voy a visitarlas interdiario, les llevo sus pañales. Sin embargo, no estoy produciendo leche materna, por eso se están alimentando a través del banco de leche del centro. Estoy esperando a ver qué tipo de leche le indicará el pediatra, mientras me dicen que posiblemente en dos semanas le den el alta”, narra.

Morel explica que se están manejando económicamente como pueden porque no siempre cuentan con el dinero para cubrir las necesidades y aún no ha podido comprar nada para las niñas.

De igual forma, lamenta no contar con más ayuda que la poca que puede obtener de su esposo y familia, los cuales generan pocos ingresos y aunque cuenta con la Tarjeta Progresando con Solidaridad a través de su abuela, figura como menor en el programa de asistencia social, lo que le impide tener un seguro para ella y sus niñas.

“Ahora lo que más me preocupa es la evolución de las niñas, porque están muy pequeñas y me da miedo. A esa edad son muy frágiles, sobre todo con el problema del COVID-19, de verdad no sé cómo vamos a sustentarlas”, narra desconsolada.

TEMAS -

Oriunda de Puerto Plata y egresada Cum laude de la UASD, en la Carrera de Comunicación Social , mención Periodismo. Ganadora del Premio Periodístico en Microfinanzas de Centroamérica y el Caribe.