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La tragedia que despertó a la diáspora dominicana en España

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La tragedia que despertó a la diáspora dominicana en España
La dominicana Lucrecia Pérez, asesinada por cuatro jóvenes españoles por ser

SANTO DOMINGO. El asesinato de Lucrecia Pérez, ocurrido el 13 de noviembre de 1992 en una discoteca abandonada y utilizada como refugios de dominicanos en España, fue calificado como el primer delito de odio xenófobo en ese país europeo y considerado por representantes de esos migrantes como la tragedia que despertó la conciencia social.

Según un trabajo periodístico del diario español El País, medio que reseña los acontecimientos antes y después del crimen, uno de los cuatro jóvenes que admitieron en los tribunales el crimen, dijo que “había tirado tres plomos y que se podía haber cargado a tres negros” cuando salieron a cazar a sus víctimas en el edificio que alojaba lo que fuera la discoteca Four Roses, ubicada en Aravaca, Madrid.

Dos semanas después del asesinato la Guardia Civil detuvo a los cuatro jóvenes que lo cometieron, tres de ellos de 16 años y el guardia civil Luis Merino, de 25. Las manifestaciones de repudio al racismo en el citado país europeo y a su primera víctima no se hicieron esperar y 12 mil personas se concentraron en el centro de Madrid. La de Barcelona, el 29 de noviembre de 1992, fue la más numerosa, cita El País.

En ese mes de noviembre todavía España celebraba los 500 años del Descubrimiento de América.

Los sentenciados fueron los menores Javier Quílez Martínez, Felipe Carlos Martín Bravo y Víctor Flores Reviejo, de 16 años los tres, y condenados a 25 años de prisión, pero por la entrada en vigencia de una ley del menor se les redujo la pena a seis años y medio.

El guardia civil Luis Merino fue condenado a 54 años de prisión, 30 años por el asesinato de Pérez y 20 por el intento de ultimar a Porfirio Elías, quien acompañaba a Lucrecia. Merino tampoco está preso por el crimen.

“La muerte de Lucrecia marcó un antes y un después en la conciencia social. El único reproche: que hiciese falta una tragedia para despertarnos”, recordaba en el 2009 Pedro Álvarez, portavoz de Vomade (voluntariado Madres Dominicanas).

Álvarez reconocía que la colonia dominicana había mejorado su situación de inmigrantes en España después del asesinato de Lucrecia, quien, según el fiscal del caso, murió por ser “extranjera, negra y pobre”.

“Cuando salga del lío, mi amor, te mandaré 2,000 dólares”

“Únicamente una carta envió Lucrecia a su esposo, en el mes largo que estuvo en España, y la recibió el marido el lunes 16 de noviembre a través de un paisano de vuelta a República Dominicana; la escribió el jueves 12, un día antes de su muerte; enviaba a su esposo e hija los únicos 100 dólares (10.000 pesetas) que había ganado en sus 20 días, que únicamente había logrado trabajar”, dice el documento “El crimen racista de Aravaca”, firmado por Tomás Calvo Buezas y difundido en la web Inmigración y racismo.

“Cuando salga del lío, mi amor —agrega el documento— te mandaré 2.000 dólares para que dejes el campo y puedas montar un negocio mejor”, le escribió a su esposo.

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