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¿TURISMO GAY EN LA RD?

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¿TURISMO GAY EN LA RD?
Se calcula que entre el 10 y el 15% de los turistas son gay.
Los actos de la competencia obligan a examinar la viabilidad de mirar hacia este mercado.

La cuestión no debe abordarse con anteojos morales ni puede ser anatema. Aunque la tradición homofóbica impera en el país, analizar el potencial de ese segmento de mercado es un asunto de conveniencia. Esto así porque apelando a él --incluyendo las lesbianas y transexuales-- no se estaría promoviendo esa orientación sexual sino sacándole provecho a una realidad viva. Lo mismo suce- dería con el turismo religioso, el étnico o el de jugadores de casino, etc. Como dicen en inglés, "business is business."

De explotarse bien el nicho gay el flujo de ingresos de cualquier destino que se dedique a trabajarlo podría mejorar significativamente. Tourism Intelligence International estima que el 10% de los turistas internacionales a nivel mundial son gay (aunque otros los estiman en un 15%), lo cual implicaría unos 90 millones de llegadas este año, produciendo ingresos por unos US$75 billones. Lo que se espera es que el segmento siga creciendo a medida que cambien las actitudes hacia las minorías de todo tipo.

A nivel mundial, la industria de turismo gay está en pleno apogeo porque el potencial económico de este viajero es sobresaliente. Las investigaciones en EEUU han mostrado que el viajero gay gasta unos mil dólares más en vacaciones y que tienden a tomar vacaciones más frecuentemente que su contraparte heterosexual. De ahí que exista un enjambre de destinos, agencias de viajes, touroperadores, líneas de cruceros y empresas de publicidad y promoción que se enfocan hacia este tipo de turismo.

Ciudad México, por ejemplo, abrió el mes pasado una oficina especial para atraer la clientela gay. Mientras, países como Brasil, Chile, Argentina, Colombia y Perú se promocionan en el mercado gay. También en EEUU ciudades como Philadelphia, Dallas y Ft. Lauderdale han montado campañas y Key West y la ciudad de San Francisco se proyectan como sus mecas. En Israel, el Ministerio de Turismo está tratando de que se conozca a Tel Aviv como la capital mundial del turismo gay.

Según información accesible en la web, en el Caribe hay varias islas que tienen una reputación como paraísos gay. Estas incluyen a St. Barts y Curacao, pero también a Puerto Rico, las Islas Vírgenes y St. Martín. Los lugares famosos por su homofobia en la región, sin embargo, son Barbados, Jamaica y las Islas Caimán. Nuestros dos grandes competidores del área, Cuba y Cancún, están abiertos y activos con la clientela gay (y Fidel Castro recientemente produjo un mea culpa a la intolerancia de otros tiempos).

La conveniencia de que el país explote al mercado gay ya ha sido planteada. Un experticio de International Travel Communications hecho en el 2008 para el Consejo Nacional de Competitividad (CNC) sugirió el segmento gay, entre otros, como una alternativa viable para Puerto Plata. Antes de eso, y también en un estudio auspiciado por el CNC, la firma consultora THR de Barcelona hizo lo mismo para la ciudad de Santo Domingo. Ya este segmento alternativo es fácilmente identificable y su creciente poder económico no debe soslayarse.

De hecho el país ha tenido enclaves gay hace tiempo. Además de los sitios de diversión y hoteles que solapadamente apelan a esa clientela en Santo Domingo, han existido pequeños hoteles y discotecas en Sosua, Boca Chica y Cabarete que también la privilegian. En El Limón de Samana inclusive llegó a funcionar un resort exclusivo para gays y ocasionalmente se han visto denuncias en la prensa de que el país está siendo vendido como un destino gay. Pero al primer asomo de publicidad, las autoridades lo niegan tajantemente.

Para ser realistas, sin embargo, las posibilidades de que algunos destinos del país se orienten a ese mercado son remotas. Aunque la población de la RD sea muy diferente a como fue hace treinta años, la gran mayoría sigue siendo conservadora. La clase dirigencial tampoco asimilaría los cambios y rechazaría la posibilidad, ya que tiene referentes morales religiosos que son hostiles y vería el asunto con reticencia y hasta repudio.

Aquí no existen condiciones propicias para ese turismo. Es cierto que unos 2.5 millones de dominicanos viven en países desarrollados y que más de 700,000 de ellos viajan anualmente al país, impartiendo creencias y actitudes que contrastan con las locales. También es cierto que si el 10% de ellos y de los 3.6 millones de visitantes extranjeros que recibimos fuera gay, se podría estimar que casi medio millón de gays no residentes nos visita anualmente. Pero eso sucede sin que nadie se percate ni lo busque deliberadamente.

"Gay friendly"

Los expertos de viajes han señalado que las visitas de gays solo pueden florecer en destinos donde existe una población que sea "gay friendly". Por eso el turismo gay ha sido más exitoso donde existen actitudes liberales de cara a los estilos alternativos de vida (como lo son las grandes ciudades), ofreciendo un ambiente de diversión sana donde se puede socializar con otros gays de manera segura. Pero aquí no hay un solo destino con esas características. Si alguna de nuestras áreas turísticas opta por el nicho gay lo hará como asunto de supervivencia. No es difícil saber cuáles son las áreas más amenazadas por la pérdida de mercados. Pero si lo hacen tendrán que estudiar bien los niveles de tolerancia de sus comunidades, lo que ofrecen los competidores de este mercado y los niveles de seguridad que pueden brindar a esta clientela. La Politur tendría que tornarse más amigable (para evitar cualquier ataque homofóbico), así como los tomadores de decisiones de esos destinos y los del nivel nacional del sector.