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Turismo de aventura
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Una aventura por el sur y por el norte

15 ciudades recorridas en una ruta solo para los más arriesgados

SANTO DOMINGO. Desde el sol ardiente de Azua a la zona boscosa de la Cordillera Central, pasando por la fría Constanza, llegar a la “tierra de las flores”, Jarabacoa, hasta amanecer frente a una deslumbrante playa de la península de Samaná, es verdaderamente un viaje para atrevidos.

Tres días fueron suficientes para descubrirlo. Un grupo de ocoeños se embarcó en una ruta de amistad y aventura; salida que se convirtió en el “Segundo rally El Pinar 2018”, donde se recorrieron 15 ciudades enclavadas en el sur y la línea nordeste de la isla hasta terminar en el escenario paradisíaco de Playa Rincón.

El rally se desarrolló en un carreteo de 45 vehículos debidamente enumerados y casi 200 personas. En un récord de 853 kilómetros se visitaron San José de Ocoa, Azua, Las Yayas, Padre Las Casas, Constanza, Jarabacoa, La Vega, Moca, Gaspar Hernández, Río San Juan, Nagua, Sánchez, Samaná y Santo Domingo.

Si decides realizar esta escapada, debes tener en cuenta cuatro cosas: andar en vehículos todoterreno (4x4), saber conducir entre montañas, cuidar el medioambiente y ¡sacar toda tu adrenalina!

Encantos en el sur

La ruta inicia desde muy temprano por el cruce de San José de Ocoa camino a la provincia de Azua. Estos viajes tienen la salvedad de que, debido a la cantidad de vehículos, la regla es que todos vayan en un solo carril,enumerados de menor a mayor, respetando el lugar del otro. Si un grupo se retrasa, deben detenerse en la orilla a esperarlos.

Por el camino sureño se divisan las montañas con una mezcla de verde y marrón, algo distintivo en todo el sur. El calor picante es motivo para pararse en el parque central de Padre Las Casas. Grande, limpio y acondicionado, de los mejores parques que verás en el sur. Hasta ahí, la verdadera aventura no había iniciado. Solo bastó subir.

Los aventureros decidieron penetrar la cordillera Central para cruzar hasta Constanza en un trayecto de 62 kilómetros y cuatro horas (en teoría) que se convirtieron en 11, puesto que algunos vehículos se averiaron. Se conocieron poblados donde la energía eléctrica y la señal telefónica son cosas del futuro. La mayoría dispone de paneles solares. El difícil y pedregoso trayecto no despejó la incomparable vista de los parques nacionales, los pinos, los valles, riachuelos y el refrescante clima. Vale la pena. Ahí se cruza un estrecho puente que divide literalmente a Azua de Constanza en el paraje Las Pailas del Quesillo.

En Constanza puedes comer en el restaurante Moncarlo. El descanso para algunos fue en el río La Confluencia, en el hermoso pueblo de Jarabacoa junto a las tiendas de campaña. Otros se decidieron por los hoteles porque la variedad abunda: el hotel Gran Jimenoa, el Hostal Montaña y la villa Brisa de los Alpes.

El segundo día la parada más larga fue en Río San Juan, justo en la laguna Gri Gri y la playa Caletón. Una elección es almorzar en el restaurante La Casita, con vista completa a la laguna.

La ruta que le dio una larga vuelta al mapa culminó en la península. El grupo se dispuso a abrir sus ‘casitas’ frente a Playa Rincón con música, una fogata, camaradería y una cena criolla. Otra opción es dormir en Aventura Rincón Ecolodge.

Por la mañana, el primer chapuzón fue en la playa. Las horas corrieron entre momentos y fotografías porque nadie quería salir de ese pequeño lugar de ensueño de nuestra isla.

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