“Ante la guerra, yo sólo puedo tocar el piano”

SANTO DOMINGO. El joven pianista ucraniano Vadim Kholodenko (se pronuncia Jaladenko), ganador de la Medalla de Oro, fue la estrella principal de la 6ta. Gala de Ganadores del Concurso Internacional de Piano Van Cliburn, que tuvo lugar la noche de ayer en el Teatro Nacional Eduardo Brito.
Antes de comenzar el ensayo general, con la presencia de decenas de niños y adolescentes sordomudos, pertenecientes a un proyecto que lleva adelante la Oficina de la Primera Dama, contestó amablemente a una entrevista exclusiva con Diario Libre.
P. ¿Quisiera saber por qué decidió concursar en el Concurso van Cliburn?
R. Porque es uno de los más grandes y fuertes concursos del mundo, y lo más importante, te da la posibilidad de ofrecer conciertos. Creo que esa fue la motivación más importante.
P. ¿Y por qué no en el Concurso Chaikovsky, por ejemplo?
R. Pienso que en casa es más difícil. Moscú se ha convertido en mi segunda casa en estos momentos, y es muy difícil presentarse en casa, donde todos te conocen. Así que me fui a Texas, donde nadie me conocía, y me fue significativamente más suave desde el punto de vista psicológico.
P. ¿Dónde comenzó a estudiar el instrumento?
R. Yo tenía 6 años, y mi mamá me llevó a una escuela de Música (mis padres no son músicos), pero en casa había un piano. Después de la escuela comenzó la educación profesional en una análoga a la Escuela Central de Música en Kíev. Ahí estudié hasta los 18 años. Luego me fui al Conservatorio de Moscú, y ahí terminé mi etapa de estudiante.
P. ¿Cuántas personas tomaron parte en convertirlo a Ud en un pianista?
R. En mi vida tuve tres maestros principales: Natalia Gridneva, la primera, en Kíev, ella puso los cimientos; luego Borís Fiodorov, y en el Conservatorio de Moscú a Vera Ganastáeva.
P. ¿Tiene alguna marca de pianos preferida?
R. Creo que Steinway.
P. ¿Y por qué?
R. Sobre todo por la comodidad. Si lo ves desde el punto de vista de toda la complejidad, te das cuenta que Yamaha suena excelente, con una calidad única; hay muy buenos Kawai, hay extraordinarios Fazioli, etcétera. Pero, en el caso de los Steinway, son la mayoría de las veces mejores y más cómodos, y con las orquestas suenan muy bien, irrumpe con la masa orquestal.
P. ¿Cuáles son los compositores con los que pasa el mayor tiempo posible?
R. Es un poco difícil porque amo muchos, pero en estos momentos estoy en la música alemana: Schumann, Bach, Beethoven.
P. ¿Y si descansa, en qué Ud. pasa el tiempo?
R. En el piano. Y la lectura.
P. ¿Qué lee?
R. Sobre todo libros que no tienen que ver con la literatura de ficción. Sobre todo historia y música, filosofía y cultura en general.
P. ¿Cómo se las arregla siendo ucraniano, con el problema con Rusia?
R. Sí, soy ucraniano, vivo en Moscú y ahora en Texas. Amo a Ucrania, a Rusia y a Estados Unidos, y amo donde quiera que esté. Y por doquier estoy muy agradecido de la gente que escucha mi arte y que vienen a mis conciertos.
Yo lamento mucho que así sean las cosas, y que las relaciones entre los dos países tanto se ha echado a perder y se ponga peor. No puedo hacer nada. Ante la guerra, yo sólo puedo tocar el piano. Y tener esperanzas de que algún día eso se termine. Lamentablemente esto va para largo, como se ve, tal y como era en Serbia y Yugoslavia. Pero tengo esperanzas de que pare la guerra, eso es lo más importante. Que no haya acciones de guerra. Luego la gente se pondrá de acuerdo.
P. ¿Por qué escogió para tocar el Concierto No. 2 en sol menor de Camille Saint-Saëns?
R. Lo escogí, porque hice una grabación con la Orquesta Noruega de la Radio, bajo la dirección del maestro Miguel Harth-Bedoya.
Así que en esta temporada toco este concierto, y de una vez promuevo el disco. ¿Qué te parece?
Alfonso Quiñones

Alfonso Quiñones