“Como inversionistas obviamente privilegiamos que haya una estabilidad”

De cara a la decisión del Gobierno dominicano de gravar con impuestos a los servicios digitales, la directora ejecutiva del Altice, Ana Figueiredo, expresó que la empresa de telecomunicaciones “respeta siempre el marco político del país”, aunque como inversionistas “obviamente privilegiamos que haya estabilidad”.

Observó que el sector de las telecomunicaciones es una industria extremadamente importante. “Es como los combustibles, en la economía”, compara. Esto significa que, si hay un cambio de una tasa o precio, “tiene un efecto directo e indirecto en el conjunto de la economía”, igual que con los combustibles.

La empresaria emite esa opinión en respuesta a la pregunta de este medio de comunicación, durante una entrevista en el marco de Diálogo Libre, encabezada por el director Adriano Miguel Tejada, acompañado por un panel de periodistas.

El objetivo del Gobierno dominicano consiste en gravar con el 18% del ITBIS o el 10% del Selectivo al Consumo los servicios digitales, lo que incluye los de retransmisión directa de contenido audiovisuales (streaming) ofrecidos por plataformas como Netflix, Spotify, Airbnb; o los de taxis, como Uber y Cabify, entre otros.

La propuesta está incluida en el Proyecto de Ley de Presupuesto General del Estado 2020, introducida al Congreso el 8 de octubre pasado.

Por Altice, además de su directora ejecutiva, estuvieron presente Rafael Pichardo, jefe de tecnología; Desiré Logroño, vicepresidente de Relaciones Internacionales; y Liza Arzeno, directora de Relaciones Públicas.

Si bien esos impuestos no gravan directamente a las empresas de telecomunicaciones, estás pasarían actuar como agentes de retención, tal como en la actualidad sucede con los impuestos vigentes. En ese contexto, Figueiredo expresa: “Nosotros tenemos directa e indirectamente un peso de alrededor de 30%, que se refleja en el consumidor y obviamente en nosotros, porque el poder adquisitivo del consumidor no es infinitamente elástico”.

Al utilizar la expresión “infinitamente elástico”, la directora ejecutiva de Altice hace referencia al indicador económico denominado “elasticidad precio de la demanda”, que consiste en la variación de la cantidad demandada por el consumidor de un bien o servicio como respuesta a los cambios en el precio de ese bien o servicio.

En otras palabras, al riesgo de que un incremento del precio en ese bien o servicio reduzca su demanda, bajando la venta. Lo contrario: si el precio baja, puede subir la venta. Y la sensibilidad con que responde el consumidor a esas variaciones es lo que determina la elasticidad.

En el contexto de la pregunta, la directora ejecutiva de Altice expresa: “Muchas veces nosotros tomamos eso en nuestros márgenes, y este es un sector de tremenda demanda de inversiones”.

Y agrega que, en cinco años, Altice ha realizado una inversión de 35 mil millones de pesos. Y revela: “Podemos decir que es el mínimo que vamos a invertir en los próximos años.

Asimismo, sugiere que siendo República Dominicana un país que quiere privilegiar el cierre de la brecha digital e impulsar la competitividad de la economía, “es importante evaluar cualquier tipo de impacto que se pueda sentir en esta industria”.

Se le pregunta si ¿tantos impuestos pueden matar la gallina de los huevos de oro? Y responde: “Creo que este es un sector que merece el apoyo de cualquier gobierno en cualquier país. Nosotros somos una industria, que, apoyada de forma correcta con políticas nacionales, puede hacer mucho por el desarrollo económico de cualquier país”.

Y pone como ejemplo las operaciones de Altice en Israel: “un país que es considerado top ten a nivel mundial, en términos de componentes digitales, desarrollo en informática y donde nosotros tenemos una de las principales operadoras y donde hicimos un aporte también en esa transformación digital”.

Y, asimismo, Portugal, país de donde es oriunda la ejecutiva de Altice, y donde se ha hecho un programa muy similar al de República Digital, de ejecuta República Dominicana.

Explica que ese programa se inició en 2002, porque se creía que “para poder competir a nivel mundial”, la única forma del que dispone un país pequeño como Portugal seria a través de la capacitación de su gente en términos de competencia digitales, y para que también sus empresas estén capacitadas sobre la infraestructura tecnológica necesaria.

Edwin Ruiz