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La guerra FIBA-Euroliga que pone en peligro el Mundial de básquetbol 2019

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La guerra FIBA-Euroliga que pone en peligro el Mundial de básquetbol 2019
El base francés del FC Barcelona Lassa Thomas Heurtel (d) juega un balón ante Guillem Vives, del Valencia Basket, durante el partido de la octava jornada de la Euroliga de baloncesto disputado en el Palau Blaugrana, en Barcelona.

PARÍS. La clasificación al Mundial de básquetbol China-2019 comienza el viernes y las grandes selecciones deberán superarla sin sus mejores jugadores. En el origen de esta situación grotesca, la guerra entre las dos organizaciones que gestionan este deporte en Europa, la FIBA y la Euroliga.

- Un nuevo calendario inspirado en el fútbol -

La Federación Internacional de Básquetbol (FIBA) pretende revolucionar su sistema de competición copiando en parte el modelo próspero del fútbol.

En el corazón de esta nueva estructura, el Mundial, desplazado un año para situarlo en la temporada previa a los Juegos. Además el Eurobasket se empezará a celebrar cada cuatro años, en lugar de cada dos como hasta ahora, dejando un verano de cuatro (2018 el próximo) libre de toda competición internacional.

El próximo Mundial, China-2019, servirá de clasificación para los Juegos y debería contar con todas las estrellas, incluyendo las que juegan en la NBA.

La competición se acompaña de un nuevo sistema de clasificación, que debería ofrecer al básquetbol visibilidad entre las diferentes ediciones. Hasta ahora los billetes para el Mundial se distribuían en los campeonatos continentales. Ahora se repartirán en las ‘ventanas internacionales’ de noviembre, febrero y junio. El problema: Las dos primeras caen en medio de la temporada de clubes.

Estaba claro desde el principio que la NBA, el gigante del basket mundial, no liberaría a sus jugadores para estas ventanas.

Pero a esta negativa se ha unido la del director ejecutivo de la Euroliga, Jordi Bertomeu, que rechaza cambiar las jornadas de la máxima competición continental para que los jugadores compitan con sus selecciones, enunciando “una actitud agresiva de la FIBA hacia los clubes”.

“El problema no es que la Euroliga no cambie sus fechas, es que las selecciones nacionales no puedan disponer de todas las maneras de sus mejores jugadores”, añadió en una entrevista con la AFP.

“Una política cínica y deliberada”, responde en otra entrevista el secretario general de la FIBA Patrick Baumann.

Las propuestas y contrapropuestas sobre un nuevo calendario no han provocado cambios a día de hoy.

- Las competiciones de clubes -

En el fondo del conflicto se encuentra la lucha por el control de las competiciones de clubes en Europa. Al contrario de lo que ocurre en fútbol, la máxima competición (Euroliga) y la segunda (Eurocup) no están gestionadas por la federación europea, sino por una sociedad privada, ECA (Euroleague Commercial Assets), controlada por los grandes clubes (Real Madrid, Maccabi Tel Aviv, CSKA Moscú, etc).

La FIBA ha intentado recuperar el control creando sus propias competiciones, la Liga de Campeones y la FIBA Cup, pero los grandes equipos han rechazado participar. El conflicto nace en las diferencias económicas, pero también tiene que ver con los principios.

FIBA quiere mantener el sistema, tradicional en Europa, de acceder a las competiciones europeas a través de los campeonatos nacionales, como en fútbol.

La Euroliga por el contrario propone un sistema mixto, en el que algunos participantes se beneficien de una invitación permanente. El objetivo de este método, que se parece al de franquicias de la NBA, es asegurar la estabilidad económica, indispensable para los inversores.

Tanto Euroliga como FIBA han acudido a la Unión Europea para que medie en el conflicto.

- Los equipos ‘C’ -

La principal consecuencia de esta guerra: Serán los equipos ‘B’, incluso ‘C’, de cada selección los que disputarán la clasificación al Mundial, con el riesgo de que las grandes naciones, aquellas que aportan más jugadores a la NBA y a la Euroliga, se queden fuera del torneo.

Por ejemplo Francia tendrá que competir sin los considerados sus 25 mejores jugadores, a excepción del antiguo NBA Boris Diaw, ahora en las filas del Levallois.

España, que juega ante Montenegro, Eslovenia o Bielorrusia, ha tenido que armar un equipo con jugadores de formaciones de su competición (ACB) que no disputan la Euroliga. De esta forma se jugará el pase al Mundial sin los hermanos Pau y Marc Gasol (San Antonio Spurs y Memphis Grizzlies), Ricky Rubio (Utah Jazz), Sergio Rodríguez (CSKA Moscú) o Rudy Fernández (Real Madrid), entre otros.

Estados Unidos, por su parte, anunció una lista compuesta por 11 jugadores que participan en las competiciones secundarias e incluso un agente libre. No hay ningún NBA para luchar por estar en el Mundial 2019.

FIBA contra Euroliga, dos concepciones del deporte en conflicto

El conflicto entre la Federación Internacional de Básquetbol (FIBA) y la Euroliga, en el origen de la imcompatibilidad de calendarios que privará a España y a otras grandes selecciones de sus mejores jugadores para la clasificación al Mundial 2019, es también una lucha entre dos concepciones del deporte.

Si la batalla está motivada por consideraciones económicas -¿quién debe recibir los ingresos de la máxima competición europea?-, también entra en el terreno de los principios.

Ligada a la tradición europea, la FIBA busca preservar un sistema en el que el acceso a las competiciones continentales se logre a través de los campeonatos nacionales, como en fútbol.

La Euroliga, por el contrario, se orienta a un modelo más centrado en el negocio, al estilo estadounidense, en el que algunos clubes se beneficien de un acceso permanente, buscando una estabilidad que favorecería la inversión de los patrocinadores y el crecimiento de la cifra de negocios, tomando como ejemplo la potentísima NBA.

Hace dos años la FIBA creó la Liga de Campeones para intentar volver a tener la organización de la principal competición europea, gestionada desde hace 15 años por un sociedad privada, Euroleague Commercial Assets (ECA), que representa los intereses de los grandes clubes.

“Hemos dicho habitualmente que no deseamos gestionar las competiciones europeas de clubes, pero no tenemos elección si queremos dejar a los clubes algo sobre la base del mérito deportivo y los principios”, explicó a la AFP el secretario general de la FIBA, Patrick Baumann.

- 11 invitados permanentes -

El director ejecutivo de la Euroliga, Jordi Bertomeu, desmiente que exista un proyecto para crear una competición completamente cerrada (como la NBA) y cualquier intención de desvincularse de las ligas nacionales.

“Si lo hubiéramos querido hacer, ya lo hubiéramos hecho. Nuestro modelo es piramidal. El acceso a la Euroliga sería a través de la Eurocup (segunda competición continental), que serían como una primera y segunda división. Pero si ellos (FIBA) nos quieren tirar fuera, eso es otra cosa”, señaló a la AFP.

Bertomeu defiende las invitaciones permanentes, que tienen 11 de los 16 participantes en la Euroliga (Real Madrid, Barcelona, Vitoria, Olympiakos, Panathinaïkos, CSKA Moscú, Fenerbahçe, Efes Esambul, Maccabi Tel Aviv, Zalgiris Kaunas y Milán).

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