Pujols enloquece a sus compañeros con la entrega a semanas de su retiro
El dominicano vive su mejor momento ofensivo desde que regresó a San Luis

Dylan Carlson, jardinero de los Cardenales, creció idolatrando a Albert Pujols, y dice esperar algún día contarle a sus teóricos hijos y nietos que su casillero estaba a seis puestos de quien bien podría ser el mejor bateador derecho de todos los tiempos. Compañeros de equipo de Juan Yépez se burlan de él por seguir a Pujols como un cachorro perdido, cosa que al novato venezolano no le importa en lo más mínimo. Miles Mikolas se maravilla todos los días con lo hecho por Pujols, y luego se da cuenta que el grandioso jugador dominicano ha estado jugando a este nivel desde que Mikolas estaba en la escuela.
“Hay muchachos en el dugout que puedes ver lo emocionados que están. Es una carrera demasiado especial, y ver que lo siga haciendo, es increíble”, dijo Mikolas después de que Pujols dio los jonrones 688 y 689 de su carrera la noche del domingo durante la victoria 6-3 sobre los Cerveceros en el Busch Stadium, aumentando a 1.5 juegos la ventaja del club sobre Milwaukee en el frente de la División Central de la Liga Nacional.
“Así es que tú llegas al Salón de la Fama”, siguió Mikolas. “No da nada por sentado. Incluso en su última temporada, siempre está tratando de mejorar. No es como si va a llegar al Salón sin esforzarse este año. Va a llegar tumbando esa puerta y tendrá una bonita placa ahí en alguna parte”.
Incluso ahora, a los 42 años y en su 22da y última temporada, el futuro miembro de Cooperstown dejó ver destellos de sus mejores años el domingo cuando consiguió el 63er encuentro de dos o más vuelacercas de su carrera, empatando a Willie Mays con la quinta mayor cantidad de todos los tiempos. Su bambinazo solitario en el segundo despertó a la ofensiva de los Cardenales, y su cañonazo de tres rayas en el octavo sirvió para afianzar la ventaja en la primera serie que le gana San Luis a Milwaukee este año.
El segundo cuadrangular fue tan majestuoso, tan clásico de Pujols, que el puertorriqueño Víctor Caratini, receptor de los Cerveceros, se agarró la cabeza con las manos apenas la bola chocó con el bate y el veterano jardinero izquierdo Andrew McCutchen ni siquiera se movió mientras la conexión de 443 pies viajaba sobre su cabeza camino a los graderíos del Busch Stadium.
Ese tipo de momentos electrizantes – uno que terminó con Pujols imitando la forma en la que Superman se quita la camiseta al salir del cajón de bateo y el público de 44,142 personas exigiendo que saliera a saludar – ya no suceden con tanta frecuencia para el legendario slugger. Pero el hecho de que sigan pasando – fue su primer encuentro de dos jonrones en Busch Stadium desde el 4 de junio del 2011 – es al menos un poco sorpresivo para Pujols. ¿Verdad, Albert? De ninguna manera, dice con convicción.
“No, esto es lo que yo espero de mí mismo”, dijo Pujols, quien llegó a 10 cuadrangulares por 21ra vez en su carrera, empatando a otra gran leyenda de los Cardenales, Stan Musial, y Barry Bonds en el tercer lugar de todos los tiempos. “Se los estoy diciendo, yo siento que todavía puedo jugar este juego, y si no pudiese, no estaría aquí. Cuando tú pones el trabajo y tienes la bendición del Señor, vas a tener éxito, y eso es lo que estoy sintiendo”.
El padre de Pujols, Bienvenido Pujols, idolatraba a Mays cuando el histórico jardinero central estaba acumulando 660 jonrones, 24 Juegos de Estrellas y dos premios JMV. Si haces algo que hizo Mays, le decía siempre su papá, entonces quiere decir que hiciste algo bien importante. Pujols ha dicho repetidamente que los logros estadísticos le importan poco, pero la sola mención de que había empatado a Mays con 63 juegos con múltiples bambinazos le iluminó la cara.
“Es grandioso cada vez que te pones en la misma frase con Willie Mays”, dijo Pujols. “Lo que él hizo en este juego, es bien impresionante. Pero para mí, todas esas son cosas que voy a ver cuando me siente y vea los números. Y probablemente voy a decir, ‘Wow, eso es impresionante’”.