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Salón de la Fama
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Pedro Martínez, el pitcher que nunca permitió ser intimidado

Será llevado al nicho de la inmortalidad del béisbol en Cooperstown el domingo 26 de julio

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Pedro Martínez, el pitcher que nunca permitió ser intimidado
Pedro Martínez siempre fue intimidante desde el montículo (FUENTE EXTERNA)

EE.UU.- Hasta hoy en día, Felipe Alou alucina con lo ocurrido el 14 de abril de 1994. Pedro Martínez estaba a cinco outs de lanzar un juego perfecto cuando le propinó un pelotazo a Reggie Sanders en el codo.

El toletero de los Rojos de Cincinnati se había ponchado dos veces previamente ante el derecho dominicano que cumplía su primera temporada como abridor de los Expos de Montreal, recibiendo lanzamientos ceñidos al cuerpo. Cuando fue impactado, en cuenta de 0-2, Sanders salió despedido hacia el montículo para pelear con Martínez.

“¿A quién se le ocurre que alguien le va dar un bolazo intencional cuando está tirando un juego perfecto?”, dijo Alou, quien entonces era el piloto de los Expos. “Pero se trataba de Pedro Martínez y en ese momento tenía una reputación de lanzar adentro”.

Alou empleó en específico una frase en inglés: “headhunter”, o sea un pitcher que tiraba a la cabeza del bateador rival.

“Era una fama muy injusta. Lo que muchos no entendían es que Pedro tenía su forma de ser, era alguien no le tenía miedo a nadie”, contó a The Associated Press.

Fue precisamente lo que Dan Duquette —el ejecutivo que en dos ocasiones gestó canjes para llevarlo a Montreal y luego a los Medias Rojas de Boston— detectó cuando lo vio lanzar por primera vez cuando se desempeñaba como coordinador de ligas menores de los Expos.

“Lo que me llamó la atención de inmediato fue su valentía en el montículo para ser un pitcher tan bajito (estatura de 1,56 metros, 5,11 pies)”, dijo Duquette dijo a la AP. “Ya era un dueño de un repertorio completo, con un gran control, pero le tiraba adentro al cuarto y quinto bates”.

Después de ser elegido al Salón de la Fama, Martínez se refirió a esa fama: “Cuando salía a lanzar, mi intención era que supieran que nadie me iba a intimidar o que podían meterse adentro del plato. Yo tenía que hacerme respetar”.

También ha asegurado que el 90 por ciento de los 141 bateadores que llegó a golpear en su carrera de 18 años fueron de forma intencional.

Y así es que este domingo, cuando se devele su placa en Cooperstown, la misma no incluirá mención alguna de que haya lanzado un juego perfecto o sin hits.

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