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VIDEO | Jonrones que silenciaron estadios en las Grandes Ligas

Bambinazos de Manny Ramírez, Rafael Devers y Albert Pujols son parte de esas hazañas

Cuando eras aquel niño que jugaba pelota en la calle o en el baldío de la esquina, soñando con ser un pelotero de Grandes Ligas, seguramente te imaginaste dando un jonrón en el cierre del noveno inning para dejar en el terreno al rival, con el estadio repleto rugiendo y coreando tu nombre.

Ese era el sueño: ¿Qué puede ser mejor que convertirte en héroe frente a decenas de miles de fanáticos que te adoran?

Pero luego creces y te das cuenta de la respuesta: el silencio absoluto, ese tipo de silencio en medio del cual puedes escuchar una moneda que se cae, como si de golpe apagas el televisor, pero que en este caso es el resultado de un batazo con el que acabas con las esperanzas y los sueños del otro equipo – y de sus seguidores – frente a sus propios ojos.

Oportunidades de celebrar con tu gente vienen a cada rato, ¿pero el chance de disfrutar a lo grande rodeado de serpientes? Eso no tiene precio.

Así que, sin más preámbulo, aquí están algunos de los mejores jonrones-silenciadores de público en la historia del béisbol, presentados en orden cronológico, según el relato de Chris Landers, publicado en las páginas de MLB.com.

George Brett, Juego 3, Serie de Campeonato LA de 1980

Es una de las grandes rivalidades olvidadas de la historia del béisbol: cada año entre 1976 y 1978, los Yankees y los Reales chocaron en la SCLA, y cada año, Nueva York terminó imponiéndose en la serie a lo grande.

En 1980, sin embargo, George Brett finalmente decidió que ya era suficiente. K.C. se llevó los dos primeros juegos de la serie al mejor de cinco, que se mudó al Yankee Stadium, donde los Reales irían por la barrida. Pero parecía que la celebración de los Reales tendría que esperar al menos un día más, pues llegaron a la parte alta del 7mo perdiendo por una... hasta que su miembro del Salón de la Fama se la mandó bien lejos a Goose Gossage.

Dave Henderson, Juego 5, SCLA de 1986

Los Angelinos ya estaban arriba en la serie 3-1, y llegaron a la parte alta de la novena entrada del Juego 5 arriba 5-2. Todo parecía acabado para los Medias Rojas, que a pesar de tener un equipazo, estaban a punto de ser víctimas nuevamente de la Maldición del Bambino.

Y entonces Dave Henderson, con dos strikes en la cuenta y frente a un repleto Anaheim Stadium, se vistió de héroe (o antihéroe, más bien) y le cambió la cara a la serie.

José Canseco, Juego 4, SCLA de 1989

Algunos jonrones desafían a las probabilidades, arrancan la victoria de la boca del tiburón y logran lo milagroso.

Otros, como el cañonazo del cubano Canseco contra los Azulejos -- uno de apenas un puñado de jonrones que han llegado al quinto piso del Rogers Centre – simplemente llevan un mensaje: esto es lo que pasa cuando te metes con Canseco, Mark McGwire y compañía.

Mark McGwire, 24 de junio de 1997

Hablando de los “Bash Brothers”, McGwire sería cambiado a San Luis un mes después, pero se aseguró de dejarles un último recuerdo a sus rivales en Seattle para que no lo olvidaran.

Seguro, no era un juego de postemporada. Pero de cualquier manera se trataba del bateador más poderoso del béisbol contra el pitcher que tiraba más duro, Randy Johnson, y lógicamente el público estaba de pie esperando que la Gran Unidad pusiera al “Big Mac” en su lugar. Bueno, eso no fue precisamente lo que pasó.

Barry Bonds, Juego 2, Serie Mundial del 2002

Sí, los Gigantes igual estaban abajo en la pizarra después de este jonrón. Sí, terminaron perdiendo el juego un bateador más tarde. No, nos importa eso en lo absoluto. En todo caso, las circunstancias hicieron de este bambinazo uno todavía más impresionante: los Angelinos estaban a un out de ganar de su primera victoria en un juego de Serie Mundial en la historia de la franquicia, y en lo que podía pensar todo el mundo era en cómo es que Bonds pudo pegarle tan duro a esa pobre pelota.

Manny Ramírez, Juego 5, SDLA del 2003

Como si no fuese suficiente pegar un jonrón de tres carreras al vigente ganador del Cy Young de la Liga Americana en el sexto inning del decisivo Juego 5, con tu franquicia en medio de una sequía de 85 años sin ganar una Serie Mundial, el dominicano Ramírez decidió tomarse su tiempo y asegurarse de que todo el mundo en Oakland se enterara de lo que acababa de pasar.

Johnny Damon, Juego 7, SCLA del 2004

A pesar del famoso robo de Johnny Damon, de las victorias dejando en el terreno a los Yankees y de haber perdido tres juegos en fila, los fanáticos de los Yankees llegaron al Juego 7 de la SCLA del 2004 confiados en que al final iban a terminar imponiéndose.

Eran los Yankees, después de todo, y los Medias Rojas eran los Medias Rojas. Sin importar que tan cerca llegaban, que tan bien se veían las cosas, al final siempre se imponía la maldición. (Además, ¿no habíamos pasado por esto también en el 2003?)

No fue sino hasta el grand slam de Damon hacia el jardín derecho que la realidad empezó a asentarse: esto como que de verdad va a pasar.

Albert Pujols, Juego 5, SCLN del 2005

Dice muchísimo que a pesar de que los Astros terminarían ganando la serie dos noches después, este sea probablemente el jonrón para “apagar” a un todo un estadio más recordado en la historia.

De cierta manera, el batazo terminaría siendo más recordado que el juego mismo, todo un testamento a Pujols y lo que representaba como peor pesadilla para un pitcher. El palazo fue tan majestuoso que a Brad Lidge literalmente le tomó años para recuperarse.

Matt Stairs, Juego 4, SCLN del 2008

Después de 20 años sin ganar una serie de postemporada, los Dodgers finalmente estaban de vuelta. Y tenían todo a su favor: la historia, la magia, su mítico estadio, Mannywood. Todo estaba servido para que una de las franquicias deportivas más famosas de Estados Unidos retomase su lugar en el firmamento del béisbol.

Oh, pero no tenían a Stairs, el veterano de 40 años que se refería a sí mismo como “Hamster Maravilla”, y así empezó su caída.

Miguel Cabrera, 9 de agosto del 2013

Un choque de titanes, de esos que sólo se presentan muy pocas veces: dos futuros miembros del Salón de la Fama, el venezolano Cabrera y el panameño Mariano Rivera, frente a frente en lo que sería su último enfrentamiento, con la carrera del empate en primera y dos outs en la novena entrada.

Rivera parecía que cerraría la puerta como tantas otras veces, y sólo un strike lo separaba de su objetivo. Pero entonces dejó una recta cortada sobre el plato y vino el "tablazo de Cabrera".

Rafael Devers, 14 de agosto del 2017

En el tope del noveno inning de otro choque con los Medias Rojas, los seguidores de los Yankees estaban de lo más contentos. El cubano Aroldis Chapman había retirado con facilidad al primer bateador del inning y, con el dominicano Rafael Devers ya con dos strikes en la cuenta, Nueva York parecía a un paso de asegurar el triunfo 2-1 y llevarse la serie contra sus rivales del Este de la L.A.

Un fanático de los Yankees en particular muy seguro del triunfo, tanto, que empezó a grabar desde su asiento en el jardín derecho de Yankee Stadium para capturar el momento preciso de la victoria. Excepto que, bueno pasó lo que él no pensó.

En su defensa, si acabas de ver a un novato de 20 años depositar una recta de 102.8 millas por hora de cuadrangular hacia la banda contraria para que te empaten el juego, tú también reaccionarías así.

Bryce Harper, 2 de abril del 2019

Esto todavía no está científicamente comprobado, pero estaría dispuesto a apostar mis ahorros a que el OPS de Harper es al menos 50 puntos más alto cuando lo están insultando en el momento. Ha protagonizado una serie de momentos de ese tipo, pero regresar a Washington e inmediatamente pegar un jonrón (y celebrarlo tirando el bate) tiene que estar en el primer lugar:

Howie Kendrick, Juego 7, Serie Mundial del 2019

Quizás el silenciador de silenciadores: detrás por una carrera ya tarde en el Juego 7 de la Serie Mundial, jugando en uno de los estadios más ruidosos de todo el béisbol, y dejándolos tan callados que se puede escuchar el golpe de la bola contra el poste de la derecha.

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