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Los mitos se están enterrando

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Los mitos se están enterrando
Pedro Martínez

“La vida da muchas vueltas, espero que la mía pase por París, New York y Dubai, con una postalita que no sea repetida”

Anónimo

Cada juego de béisbol nos está dando un lección que por la velocidad que se suceden reaccionamos de manera tardía. La mayoría de las tradiciones orales en el béisbol son reliquias maravillosas transmitidas de generación en generación. Son tesis que manejamos que nos obligan a delinear estrategias muy particulares.

Por ejemplo: “Mueva al corredor a tercera con menos de dos outs”. “No hables con el lanzador cuando está tirando un juego sin hit”. “No juegue muy profundo en los jardines cuando la carrera del empate esté en la caja de bateo”. “Dale la vuelta a tu gorra para provocar un rally”. La lista es larga y se suma al encanto del juego.

Pero en esta era de la tecnología e información, el béisbol cambia más rápido que nunca.

Los receptores se agarran con una rodilla. Los jardineros atrapan con una mano. Los lanzadores lanzan rectas más de la mitad del tiempo.

El segundo bateador hoy es un toletero, no un chocador de bolas para ejecutar corrido y bateo. Los entrenadores de pitcheo y bateo nunca jugaron en las mayores.

El juego cambia rápidamente debido a la información, no al folclore. Los toques de sacrificio y las bases por bolas intencionales están en sus mínimos históricos no porque los managers decidieran de cualquier manera que no les gustaba la pelota pequeña, sino porque los datos que se les entregaron no respaldan (en la mayoría de los casos) renunciar a los outs y repartir corredores de bases libres.

Una de las peores defensas de la toma de decisiones en cualquier negocio es: “Porque así siempre se ha hecho”. Y ahí es donde la tradición oral del béisbol se hace pedazos con los datos.

El primer inning solía tener mucho sentido. Siempre que escuche a alguien hablar sobre la efectividad alta de un lanzador en la primera entrada.

¿La peor entrada de Greg Maddux? El primero (4.09). ¿Tom Seaver? Primero (3.75). Bob Gibson? Pedro Martínez? Sandy Koufax? Primero, primero, primero (4.00, 3.63, 3.35).

La primera entrada siempre es la de mayor puntuación. En esta extraña temporada está sucediendo algo realmente preocupante.

La primera entrada tiene la quinta efectividad más baja. Ahora, la peor entrada para los lanzadores es la tercera.

Las entradas intermedias (3, 4, 5, 6) todas tienen una efectividad más alta que la primera.

Sobre la ventaja del equipo home club este mito se cayó el año pasado ya que el equipo local perdió los siete juegos de la Serie Mundial.

Los mitos se están cayendo y por eso el béisbol cada día se reinventa.

EN PICADA: Los Astros van de mal en peor. El derecho, Chris Devenía, fue sometido a una cirugía artroscópica en el codo derecho para que le extrajeran un espolón óseo, anunció el Gerente General James Clic. Se espera que el tiempo de recuperación de Devenía sea de aproximadamente 4 meses.

UN DÍA COMO EL 18 DE SEPTIEMBRE: 1999, Sami Sosa se convierte en el primer jugador en la historia de las Grandes Ligas en batear 60 jonrones dos veces. El jardinero de los Cachorros alcanza su hito contra el pitcher Jason Bere, Milwaukee.

2000: Al lanzar juego de un hit contra los Yanquis, el lanzador de los Indios Bartolo Colón casi pone fin a la racha más larga en la historia de las Grandes Ligas de un equipo que no ha sido mantenido sin hits por sus oponentes. Los Bombarderos del Bronx no se les ha tirado un juego de un hit desde que Hoyt Wilhelm lo hizo el 9 de septiembre de 1958 abarcando un total de 6.637 concursos. En el partido, Luis Polonia fue el único que le conectó un imparable a Colón.

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Cronista deportivo. Amante del béisbol y sus vivencias.