Hank Thompson, una vida tumultuosa

La vida loca que viven algunos peloteros de Grandes Ligas, no es nada nuevo, solo que hoy tiene mayor difusión por las redes sociales.

Hank Thompson, jugador de color, tenía gran talento, pero su carrera descansa en la mochila del olvido. Tuvo una infancia muy dura, ya que su padre abandonó el hogar cuando tenía 5 años, y desde esa etapa de su vida las calles de Dallas fueron su albergue. A los 12 años, estaba en un reformatorio cerca de Waco, arrestado por el robo de unas joyas en un vehículo.

A los 17 años, Thompson jugaba profesional con los Reyes de Kansas City, donde fue apodado “Machine Gun” La Ametralladora. Reclutado por el Ejército en marzo de 1944 fue asignado a una unidad de ingienería comandada por oficiales blancos donde pasó las de Caín, hecho que aumentó su rebeldía.

En julio de 1947, tres meses después del debut de Jackie Robinson con los Dodgers, Thompson fueron adquirido por los Carmelitas de San Luis para una prueba por 30 días. Tenía el talento, pero no el temperamento.

Thompson fue un perro caliente, era alcohólico y al lado de su bate siempre había una botella de Dewars. Tuvo la primera oportunidad de jugar en las Mayores con los Carmelitas de San Luis y debutó el 17 de julio de 1947, se fue de 4-0 y cometió un error ante los Atléticos de Filadelfia.

En la primavera de 1948 en un bar se encontró con un ex-compañero Buddy Crow que nunca se habían gustado, discutieron, los ánimos se caldearon y Hank sacó una pistola y lo mató de 3 tiros. Huyó, pero luego a instancias de su hermana se entregó. Se le permitió pagar la fianza y dos días más tarde se unió a los Reyes en San Antonio. El caso fue descartado porque se alegó defensa propia, regresando al béisbol con los Gigantes de New York.

El 8 de julio de 1949 se enfrentó a Don Newcombe siendo la primera vez que dos negros se estaban frente a frente en un choque de Grandes Ligas.

En 1959 fue arrestado por asalto a una mujer en Nueva York y pasó una semana en la cárcel.

En 1961 tuvo su más grave roce con la ley por robo a mano armada. Había estado bebiendo y entró a una barra de Harlem a las 1:30 am, sacó una pistola y anunció: “Este es un atraco”. Por desgracia para Thompson, un agente de policía estaba cerca y, tras una breve persecución y breve forcejeo, lo detuvo.

El comisionado del béisbol Ford Frick y dueño de los Gigantes Horace Stoneman le escribieron al juez en nombre de Hank Thompson y se le dio la libertad condicional.

Regresó tras las rejas en Texas con 10 años de condena, fue un prisionero modelo dirigiendo la unidad de atletismo y el capítulo de Alcohólicos Anonimos.

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