El Clásico Mundial, un éxito total
Asistencia, audiencia y ventas multiplicadas a la máxima potencia
Durante dos semanas, el mundo ha vivido una de las experiencias beisboleras más interesantes en la historia del deporte, con la celebración de la quinta edición del Clásico Mundial de Béisbol, que se definió anoche en una épica batalla entre los Estados Unidos y Japón, dos de los equipos que, desde el principio, habían sido considerados como favoritos para llevárselo todo.
Como campeonato, el Clásico ha alcanzado niveles impresionantes, solo hay que ver las reacciones de los peloteros que están participando en el torneo y la forma que se expresan sobre el mismo.
Y no me refiero a los latinos o a los asiáticos, porque desde el primer día esos peloteros han asimilado bien el concepto del torneo.
Los peloteros estadounidenses, los Mike Trout, Adam Wainwright, Trea Turner y compañía, además del dirigente Mark DeRosa todos lo expresaron a su manera, pero la idea general era la misma: nunca habían experimentado algo similar, ni nunca se habían divertido tanto.
El Clásico Mundial de Béisbol es una realidad, aún cuando algunos dueños de equipos y gerentes generales todavía no han asimilado que se trata de competencia real y de que representa un puente importante al futuro de las Grandes Ligas.
Sí, porque las Grandes Ligas necesitan más internacionalización, una que vaya más allá de la enorme cantidad de peloteros de diferentes países que juegan en la mejor liga del mundo.
Y necesitan nichos de nuevos negocios, para darle mayor crecimiento a una empresa que ya produce más de US$11 mil millones.
Los peloteros tienen que contribuir también, y deben dejar de ver el Clásico como un evento que se hace en medio de su preparación para la temporada.
El Clásico se celebra cada cuatro años, y así como las Grandes Ligas lo venden como una Copa Mundial de Fútbol, pero de béisbol, así mismo deben entregarse los peloteros a estar en su mejor condición de juego posible para el torneo.
Como institución, MLB debe comenzar a flojar las restricciones y educar a sus socios para que valoren el torneo de la misma manera que la liga lo ve.
Y cuando esto suceda, pueden estar seguros que el torneo no solo superará en un 100 por ciento las asistencias (como sucedió este año) sino que también se convertirá en otra maquinita de dinero, como le gusta a los dueños.