Xabi Alonso todavía
A pesar de la victoria, las críticas hacia Xabi Alonso persisten, reflejando la falta de respaldo de los dirigentes hacia su gestión.

El Real Madrid ganó su compromiso en liga contra el Alavés. Necesitaba la victoria para calmar un poco la presión que existe por los recientes malos resultados. La derrota ante el City la semana pasada, a pesar de que el equipo respondió, no disminuyó las críticas. La amenaza de despedir a Xabi Alonso es latente, pero también es lamentable y absurda.
El juego del equipo ha dejado mucho qué desear. Se critica la actitud de jugadores importantes y del colectivo en conjunto. Una responsabilidad que no se asume, y se transforma más bien en una culpa que se atribuye en su totalidad al entrenador.
La paciencia es clave, aunque sabemos que tratándose del Real Madrid es escasa. No hay que ser un erudito para darse cuenta que su propuesta no le sabe bien a jugadores claves que, por el momento, le están ganando en la pulsada. La concepción de fútbol que le funcionó con éxito en Alemania a base de presión y velocidad, donde todos tienen que correr, genera quejas y una disconformidad que a pesar del triunfo del domingo lo tienen con un pie afuera.
Es cierto que vivimos tiempos donde la inmediatez prima sobre cualquier proceso, que hay banquillos como los del Madrid que se mueven a otros ritmos y con una exigencia única, pero a pesar de eso no es sano gestionar un equipo en el que sus dirigentes no respaldan la jerarquía que debe tener un entrenador sobre sus jugadores.
Hacer evaluaciones a estas alturas es precipitarse. A Xabi Alonso hay que dejarle hacer su trabajo. Es un tipo con la preparación necesaria para triunfar ahí donde se encuentra, y por qué no traer a la mesa ejemplos de entrenadores a quienes en grandes equipos se les ha dado tiempo y han podido responder con títulos; sé que no mitiga toda la ansiedad que desde distintos lugares se está creando para convencer a buena parte del madridismo de que esto no funciona, y esto es triste.
Son apenas cinco meses, y aunque tenga mucho qué ajustar precipitarse en buscarle un sustituto sería un desacierto costoso y perjudicial que a estas alturas de la temporada podría costar años en repararse.
Quisiera que el panorama pudiera cambiar, pese a que las informaciones que se manejan desde España estén orientando los vientos en dirección opuesta a mi deseo.

Francisco Lapouble