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El fútbol chino se hunde en el fango de las apuestas ilegales

La operación de "limpieza" en el fútbol chino, que amenaza con continuar durante meses

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El fútbol chino se hunde en el fango de las apuestas ilegales

PEKIN- La destitución hoy del mayor responsable del fútbol chino por su implicación en una red de apuestas ilegales marca el peor momento en China de este deporte, arruinado por la corrupción institucional, la decadencia de los jugadores nacionales y la desidia de los aficionados.

La Administración General de Deportes de China anunciaba hoy el cese de Nan Yong, director de la rama futbolística de la institución y vicepresidente de la Asociación China de Fútbol (CFA), un día después de declarar ante la policía.

Nan también fue desposeído de la vicepresidencia de la CFA, al igual que el también vicepresidente Yang Yimin, también llamado ayer a declarar ante la policía junto al principal responsable del colectivo arbitral, Zhang Jianqiang.

La implicación de tres de los principales responsables del fútbol chino en el escándalo ha revolucionado a la prensa china, y diarios como el oficial "China Daily" adelantan que Nan podría ser condenado a muerte si se prueba su participación en redes de apuestas ilegales y compraventa de partidos.

Entretanto, una vieja gloria del fútbol chino, el ex jugador Lu Cheng (que ganó en los años 80 y 90 diez ligas y una copa asiática con el Liaoning FC) era ayer, jueves, condenado a tres años de cárcel, también en relación con la red de corrupción.

Los sucesos de ayer y hoy culminan tres meses de detenciones y redadas en las que más de 20 jugadores, entrenadores y directivos de clubes y la federación se han visto implicados.

Una operación de limpieza que ya se veía venir en octubre, cuando el presidente chino, Hu Jintao, sorprendió a todos en un discurso poniéndose a hablar del fútbol nacional y asegurando que se debían tomar medidas para "revitalizar" el deporte.

Las primeras "revitalizaciones" llegaron pocos días después, en noviembre, cuando la policía detuvo a dos ex jugadores -Wang Xin y Ding Zhe- que ocupaban respectivamente los cargos de director general y entrenador del Liaoning Guangyuan, equipo que jugó unos años en la liga de Singapur (también salpicada por el escándalo).

La operación de "limpieza" en el fútbol chino, que amenaza con continuar durante meses y podría incluso afectar al inicio de la liga en primavera, muestra también la desesperación de las autoridades deportivas chinas, que se preguntan por qué el fútbol en el país no acaba de triunfar.

Unos 160 millones de telespectadores (poco en un país con 1.300 millones de habitantes) vieron partidos de clubes chinos en la televisión nacional en 2009, y eso cuando ésta optó por emitirlos, ya que ha habido temporadas enteras en que decidió dejar de hacerlo ante la posibilidad de que todos los partidos estuvieran amañados.

Esta escasa atención contrasta con la pasión con la que los espectadores chinos siguen las ligas de España, Italia o Alemania, que también se televisan.

Es extraño que el fútbol no prospere en un país, el chino, que ya despunta en casi todos los deportes, como se probó con el primer puesto en el medallero olímpico que logró como anfitrión de Pekín 2008.

Mientras el baloncesto chino, por ejemplo, ya está en un nivel medio internacional, jugando muchos Mundiales y con varios jugadores en la NBA, el fútbol sigue languideciendo, con una selección nacional que ocupa el puesto 93 en la clasificación de la FIFA, 50 puestos por debajo de rivales continentales como Japón o Corea.

Millones de yuanes invertidos en los clubes, acuerdos de cooperación con equipos europeos como el Real Madrid o el Sheffield United inglés y otras muchas medidas para intentar sacar el fútbol chino de su eterna decadencia no parecen haber servido de nada en los 15 años de liga profesional china.

El Gobierno comunista cree haber encontrado la razón de este fracaso en la corrupción que impera en la liga, y que año tras año se repite pese a los intentos de mitigarla.

Los interrogatorios y destituciones de esta semana y meses anteriores dan a entender que Pekín ha decidido llegar hasta donde sea necesario para "limpiar" el deporte de corrupciones, aunque para ello tenga que condenar a decenas de directivos, futbolistas, técnicos y árbitros.

O poner en la dirección del fútbol nacional a gente sin relación con el ahora corrupto mundo del balompié patrio, como Wei Di, nombrado hoy máximo responsable de este deporte en sustitución del destituido Nan Yong, y que hasta ahora se ocupaba de la federación de deportes acuáticos.