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En Kenia se incumplen las reglas en controles antidopaje

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En Kenia se incumplen las reglas en controles antidopaje
En esta foto de archivo del 30 de enero de 2016, corredores kenianos se entrenan en el bosque Kaptagat, en el oeste de Kenia. ( AP /BEN CURTIS)

ELDORET, Kenia. La cuenta regresiva comienza desde el momento que la jeringuilla sale del brazo de un atleta de élite en Kenia. Los tres milímetros de sangre, menos de una cucharada, brindan información valiosa sobre la gravedad de una crisis de dopaje que ha dañado la reputación de este país africano como una potencia del fondismo. Pero la muestra tiene que ser llevada a un laboratorio lo más rápido posible, en un plazo de 36 horas, para ser analizada.

Y ese es el tremendo problema, porque Kenia no tiene un laboratorio capaz de realizar el tipo de análisis necesarios. El más cercano está a miles de kilómetros de distancia.

A veces, se rompen las reglas para realizar el trabajo.

El tubo con sangre, sellado y firmado, es empacado con otros en una caja refrigerada para el trayecto. El mensajero sube a su destartalado vehículo. Para conseguir que salgan en un vuelo desde el aeropuerto internacional de Nairobi ese mismo día, tiene que viajar a toda velocidad 340 kilómetros por una carretera desde Eldoret, en las montañas de Kenia, cruzar un valle y llegar a la capital al otro lado.

Pasará al lado de las ruinas de un Mercedes que el ex dueño del récord mundial del maratón, Paul Tergat, estrelló contra un camión en 2010, y un bosque en recuerdo de las más de 100 personas que murieron quemadas cuando un camión con gasolina se volcó en 2009. Si es alerta y afortunado, evitará los animales que suelen merodear por la maltrecha carretera, llena de hoyos y enormes badenes.

Devolver la credibilidad al programa atlético de Kenia depende en gran medida de que las muestras de corredores de élite que se espera ganen medallas en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro lleguen a tiempo a los laboratorios en el extranjero. Con 38 corredores suspendidos por dopaje desde los Juegos de 2012 en Londres, las autoridades kenianas enfrentan gran presión internacional para poner la casa en orden. Pero la geografía y otras limitaciones en Kenia son tan complicadas, que los encargados de los controles antidopaje de la federación internacional de atletismo admiten que a veces tienen que avisar de antemano a los atletas que van a ir a recopilar muestras.

Se supone que los controles antidopaje sean por sorpresa, para aumentar las probabilidades de atrapar a los tramposos. Pero las excepciones a esta regla son comunes en las mesetas del oeste de Kenia, donde viven y entrenan la mayoría de los corredores. Los críticos dicen que este trato especial facilita que los tramposos se salgan con la suya.

Mientras se entrenaba allí en febrero, el maratonista canadiense Reid Coolsaet dijo que recibió una llamada una noche a las 8 p.m. avisándole que tenía que reportarse al día siguiente a las 6 a.m. para que la IAAF le tomara muestras.

Después de un viaje de una hora hasta Eldoret, Coolsaet se encontró con varias figuras del atletismo keniano, incluyendo el campeón olímpico y mundial de los 800 metros, David Rudisha, el dueño del récord mundial del maratón, Dennis Kimetto, y otros seis. Coolsaet, un veterano de los Juegos de 2012 y varios mundiales, dijo que es la primera vez que le avisan de antemano sobre un control antidopaje.

“Fue raro”, comentó. “En Canadá, no lo habría sabido la noche antes. Simplemente me hubiesen tocado la puerta”.

Expertos en dopaje sanguíneo dicen que el aviso puede otorgar tiempo a los tramposos a alterar el pasaporte biológico, la herramienta que la IAAF y otros deportes utilizan para detectar señales de dopaje en la sangre de un atleta.

“Un atleta que se dopa ocultará los valores sospechosos diluyendo su sangre, ya sea tomando grandes cantidades de líquido o con soluciones salinas”, dijo el científico Michael Ashenden. “Podría decirse que (avisarles) es incluso peor que no realizar ninguna prueba, ya que un atleta que se dopa podría dejar de ser blanco de pruebas si suministra muestras manipuladas que arrojan que está limpio”.

Kyle Barber, coordinador de las pruebas fuera de competencia de la IAAF, asegura que la posibilidad de manipulación es “mínima”. Pero uno de los expertos que la IAAF utiliza para analizar los resultados, que habló bajo la condición de no ser identificado porque no estaba autorizado a discutir el programa públicamente, dijo que el lapso de tiempo puede ser suficiente para que los tramposos manipulen sus valores sanguíneos para que no levanten sospechas.

Según el reglamento de la Agencia Mundial Antidopaje, los atletas pueden recibir notificación previa sobre las pruebas bajo “circunstancias excepcionales y justificables”. El vocero de la AMA, Ben Nichols, indicó que aunque la agencia no tiene “evidencia específica” sobre esta práctica en Kenia, sí “sería algo preocupante”.

Barber dijo que en Kenia sólo avisan de antemano para algunas pruebas. Los atletas no reciben notificación previa sobre otras pruebas como las muestras de orina, que no tienen que llegar tan rápido a los laboratorios.

Desde Nairobi, hay cinco laboratorios disponibles, en Alemania, Suiza, Catar, Suecia y Londres. Para asegurarse que la sangre pase por aduana y llegue al día siguiente, el mensajero tiene que salir de Eldoret por la mañana para tomar un vuelo por la tarde. Eso significa que los encargados de recolectar la sangre tienen que hacerlo en un período de unas pocas horas, temprano por la mañana.

Para los corredores que viven en centro de entrenamiento, el proceso puede ser bastante sencillo. Pero para los atletas que viven solos o se entrenan en lugares más alejados, los encargados de recolectar las muestras pueden decidir avisarles para que se reporten al día siguiente a un punto de encuentro.

“Si pudiésemos elegir, no sería la forma de hacer las cosas”, admitió Barber. “Pero creemos que, tomando en cuenta las limitaciones, es mejor realizar algunas pruebas que ninguna”.

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