Hablemos de ajedrez: ¿Por qué mis hijos deben aprender a jugar ajedrez?
”Cuando un niño se sumerge en el infinito mundo del ajedrez desarrolla en gran medida su memoria”, dice el autor Nobel Del Rosario
El ajedrecista invita a resolver, al final de este artículo, un diagrama sobre una partida entre los grandes maestros Rodshtein y Adams
En muchas ocasiones hemos escuchado que los niños que practican ajedrez de manera continua desarrollan cierto tipo de inteligencia un poco más elevada que el promedio de su edad, esto es porque este deporte mental les ayuda de una manera especial a estimular sus capacidades intelectuales y a abrir su pensamiento lógico de manera más adelantada.
Cuando un niño se sumerge en el infinito mundo del ajedrez desarrolla en gran medida su memoria ya que les obliga a recordar las reglas y las jugadas que van ejecutando.
De igual manera los niños aprenden a analizar de manera más temprana diferentes situaciones de la vida diaria ya que en una partida de ajedrez, el jugador cuando se encuentra ante una encrucijada, debe analizar las múltiples posibilidades, sintetizarlas para elegir una y plantear un contraataque a su adversario, desarrollando así su pensamiento crítico.
Es sorprendente la manera fácil en que los niños ajedrecistas expresan su genialidad cuando de resolver problemas y tomar decisiones se trate esto es porque el ajedrez obliga a sus participantes a tomar decisiones con responsabilidad. Durante la partida, el niño se enfrenta a diferentes problemas y debe aplicar una estrategia a la vez que tiene en cuenta la del contrario. El tiempo es un factor importante en la partida, por lo que, además, el niño aprende a tomar decisiones bajo presión.
El ajedrez también ayuda a ser empático porque durante el juego, los niños se ponen en la piel del otro jugador, ya que se anticiparán y se preguntarán “¿y ahora qué movimiento hará?”. Un niño empático es capaz de distinguir las emociones de otras personas, ponerse en sus zapatos y actuar para consolarlas o ayudarlas.
El lenguaje del ajedrez es un lenguaje universal y es por esta razón que los niños aprenden a socializar de manera temprana ya que, para participar en esta actividad, no es necesario compartir con el adversario la misma raza, nacionalidad, sexo, idioma o edad. En este sentido, el ajedrez es integrador y enseña a los niños a no discriminar.
La creatividad e imaginación se desarrolla ampliamente en los niños dedicados a jugar ajedrez. En este juego no solo es necesario estudiar jugadas y seguir un patrón de movimientos determinados, sino que en ocasiones es interesante desarrollar la imaginación y prever diferentes posibilidades de lo que puede ocurrir durante la partida. Asimismo, es necesario crear jugadas sorprendentes e inesperadas.
La Inteligencia emocional es otra cualidad que el niño desarrolla tempranamente cuando juega al ajedrez, la razón de esto es porque la práctica de este juego favorece el equilibrio entre lo racional y lo emocional, haciendo que los pequeños acepten y aprendan a encajar tanto los triunfos como los fracasos.
Haciendo una síntesis de lo anteriormente escrito podemos decir que nuestros hijos deben jugar ajedrez porque mejora el cociente intelectual, potencia el desarrollo de las habilidades sociales, ayuda a concentrarse, favorece la resolución de problemas, mejora la creatividad, entre otros muchos beneficios.
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Nobel Del Rosario
El autor es ajedrecista y fue campeón provincial de La Romana y actualmente es subcampeón de esa provincia
El siguiente diagrama pertenece a una posición de la partida disputada en noviembre del año 2019 entre el Gran Maestro israelí Maxim Rodshtein y el Gran Maestro británico Michael Adams. Las blancas acaban de jugar su dama a la casilla h5 capturando un peón que allí había. ¿Puede usted ver la secuencia ganadora del jugador que conduce las piezas negras?
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