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Las razones del renacimiento de Federer

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Las razones del renacimiento de Federer
Roger Federer celebra al lograr el punto final que le dio el triunfo sobre Marin Cilic.

LONDRES. Una pasión intacta por ‘su’ Wimbledon, una revisión de su estilo de juego y una política de descansos reparadores son algunas de las claves que han permitido al suizo Roger Federer conquistar por octava ocasión el torneo londinense, cinco años después de su última corona.

. La pasión

El prestigioso torneo en hierba representa para Federer el Santo Grial, como lo es la arcilla de Roland Garros para el español Rafael Nadal. El originario de Basilea ganó por primera vez en 1998 el torneo junior y cinco años después se coronó con los profesionales, en el primero de su ocho títulos en Wimbledon, un récord en el torneo londinense.

Tras la derrota en semifinales el año pasado ante el canadiense Milos Raonic, Federer, lesionado en su rodilla izquierda, comenzó a pensar ya en la siguiente edición para ceñirse una octava corona, que esperaba desde 2012.

En Londres, ‘RF’ demuestra las mismas ganas que un joven que busca proyección y su juego se marina a la perfección con la hierba, “No tengo problemas de adaptación. Es algo natural en mí”, explica el suizo.

No ha dejado de decir que adora este torneo y los organizadores y el público se lo agradecen. Es uno de los mimados, junto al local Andy Murray, y ha jugado todos sus partidos en la venerada ‘Centre Court’, la cancha principal y la única que tiene un techo retráctil. Un privilegio que no siempre tienen algunos de sus rivales, como Djokovic y Nadal.

. El arte de la pausa

“Este tipo no da la sensación de envejecer”, lamentaba el checo Tomas Berdych, tras caer en semifinales ante el ‘Maestro’-

Si Federer se sigue manteniendo en la élite a sus casi 36 años (los cumplirá el 8 de agosto) es también porque ha sabido establecer unos periodos de descanso en su calendario anual. El año pasado estuvo seis meses sin competir, recuperándose también de una lesión de rodilla tras disputar Wimbledon, y ese descanso le vino fenomenal. Comenzó 2017 como un tiro, ganando el Abierto de Australia, su primer Grand Slam en cuatro años y medio.

Tras ganar también en Indian Wells y Miami, se dio otras 10 semanas de descanso, saltándose la temporada de tierra batida (Roland Garros incluido), la superficie más exigente físicamente, pudiendo descansar antes de su intento de asalto de Wimbledon, donde llegó muy fresco “tanto físicamente como mentalmente”.

. Un juego renovado permanentemente

Federer ha tenido que evolucionar su juego para seguir ganando. Para poder regresar a la cima del tenis mundial comenzó por cambiar su raqueta, una decisión arriesgada porque necesita de un tiempo de adaptación.

El largo periodo de entrenamiento del año pasado le permitió familiarizarse con su nueva arma, con más superficie de cuerda y que empezó a utilizar en 2014. “Me ha ayudado con el resto y a ser más agresivo en el intercambio” de golpes, explicó tras su victoria en Indian Wells frente a Rafael Nadal, víctima del revés ‘liftado’, el golpe demoledor del Federer versión 2017.

Ganó tres veces al comienzo de temporada al español, su gran rival en el circuito en la última década, gracias en buena parte a este cambio de raqueta. Federer utiliza menos el ‘slice’ y golpea de lleno la pelota y antes de lo que lo hacía, lo que le hace aún más imprevisible. Una evolución ciertamente ligada a la influencia de su entrenador croata Ivan Ljubicic, que jugaba su revés a una mano, tal como lo hace el suizo.

Exnúmero 3 mundial, de 38 años, Ljubicic se unió al equipo de trabajo de Federer en diciembre de 2015 sustituyendo al sueco Stefan Edberg, su ídolo de juventud. “Roger y yo esperamos de Ivan una mirada nueva”, declaró Severin Lüthi, entrenador principal del suizo desde 2008.

Saber rodearse de nuevos consejeros es también una de las claves de esta renovación en el juego de Federer.

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