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Lula defiende limpieza de Juegos de Rio-2016 en testimonio desde la cárcel

RÍO DE JANEIRO. El expresidente Lula da Silva realizó el martes desde la cárcel una vibrante defensa del Brasil glorioso que lideró, al comparecer por videoconferencia como testigo en un juicio sobre presunta corrupción en la designación de Rio de Janeiro como sede de los Juegos Olímpicos de 2016.

El exmandatario de izquierda (2003-2010), que desde abril purga una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción y lavado de dinero en Curitiba (sur), se presentó con traje oscuro y corbata amarilla, verde y azul (los colores de la bandera de Brasil) y se mostró bienhumorado al responder a través de una gran pantalla a las preguntas que se le formulaban desde un tribunal de Rio, constató la AFP.

“Estoy bonito ¿verdad?”, bromeó Lula, de 72 años, cuando se estableció la conexión y se le vio en una sala iluminada frente a una mesa con papeles, junto a sus gafas y un vaso de agua.

El dirigente fue citado como testigo por el exgobernador de Rio Sergio Cabral, condenado a más de cien años de cárcel por casos relacionados con la trama corrupta desvelada desde 2014 en la estatal Petrobras.

Por la tarde también declaró por videoconferencia el exastro de la Seleçao Pelé, citado como testigo por el expresidente del Comité Olímpico Brasileño, Carlos Arthur Nuzman.

En la causa figuran igualmente como inculpados los senegaleses Papa Massata Diack y su padre Lamine Diack, quien en 2009, cuando se atribuyeron los Juegos, era presidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) y miembro del COI, y que según la acusación habría recibido dos millones de dólares para comprar votos de la delegación africana.

Antes de empezar, el juez Marcelo Bretas emplazó al expresidente a evitar “digresiones políticas”. A lo que el exmandatario, que se declara inocente de todos los cargos que lo llevaron a la cárcel, respondió: “No creo que haya un brasileño que busque más la verdad que yo. Estoy cansado de mentiras”.

- “La simpatía brasileña” -

Lula aseguró que no hubo ninguna compra de votos para que Brasil, que ya había sido designado sede del Mundial-2014, obtuviera para Rio la organización de los Juegos Olímpicos.

“Es importante destacar que cuando fuimos a pelear por las Olimpíadas, éramos conscientes de que estábamos quebrando la hegemonía del primer mundo”, declaró. La “unión extraordinaria” de Brasil con los países de África y América Latina “me daba una cuasi certeza de que podríamos ganar”, agregó.

“No hubo intercambio” de favores, insistió, antes de destacar que “Brasil tuvo la mayor votación de la historia en las Olimpíadas”.

“Solo lamento que la denuncia de corrupción de compra de votos haya llegado ocho años después”, agregó.

Lula aseguró que supo sacar provecho de su notoriedad internacional y del momento de crecimiento económico que vivía Brasil.

“Sin la implicación de Brasil como un todo, Rio de Janeiro no hubiera obtenido los Juegos”, señaló.

Por la tarde, Pelé dijo que participó con la comisión brasileña en algunos eventos previos a la votación, como una reunión en África donde estaba Lamine Diack, y aseguró que si se negoció alguna cuestión ilícita “debía haber sido en una conversación particular” porque él “nunca escuchó nada de eso”.

Lula, de su lado, contó anécdotas de las campañas que llevaron al COI a dar preferencia a Rio sobre Chicago y Tokio. Evocó en particular una cena con la reina de Dinamarca en la que apareció la entonces primera dama estadounidense Michelle Obama “derramando simpatía” y en la que él puso también todo su empeño en “mostrar la simpatía brasileña”.

- Un juez “lulista” -

Lula, que pese a su condena y a otras seis acusaciones en su contra sigue liderando las intenciones de voto para las elecciones de octubre, supo al final de su comparecencia que el propio juez Bretas había sido “lulista”.

“Su historia es relevante para todos nosotros, para mí inclusive, que a los 18 años estaba en la [avenida carioca] Presidente Vargas con un millón de personas. Vivíamos un momento diferente en el país y yo estaba allí, con un gorro y una camiseta con su nombre”, le confesó el magistrado, de 48 años.

Lula respondió: “Puede volver ahora”.

“Ahora que vuelva a organizar un mitin, lo voy a llamar para participar”, dijo en tono jocoso, despertando las sonrisas de la sala.

La candidatura del exmandatario debería ser impugnada por la justicia electoral, pero el líder del Partido de los Trabajadores (PT) está decidido a mantenerla hasta donde sea posible.

“¿Cómo retirarme de una disputa electoral si las encuestas demuestran que tengo más votos que la suma de todos mis adversarios?”, dijo Lula a Frei Betto, un conocido fraile de la Teología de la Liberación, que lo visitó el lunes en prisión.

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