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VIDEO: Creció dando y aguantando golpes y sueña con el oro olímpico juvenil

BUENOS AIRES, Argentina. A pura trompada se abrió camino en la vida Brian Arregui. A los ocho años perdió a su padre, a los nueve empezó a boxear, a los doce ya competía, a los 17 fue padre y a los 18 aspira al oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires-2018.

Arregui no tuvo más remedio que crecer de golpe y dando golpes a diestra y siniestra. Se entrena duro. Por su temprana madurez lo nombraron capitán de los ‘Pitbulls’, el joven equipo argentino de boxeo.

“Me crié a los golpes”, cuenta y sonríe con picardía. Pero no oculta que el peor momento lo vivió cuando murió Raúl, su padre, un obrero agrícola en la ciudad de Villaguay, su humilde cuna en la frontera norte de la pampa húmeda.

Brian no recuerda casi nada de Raúl. Pero lleva la imagen tatuada en el pecho. Para él, la familia es sagrada. Es el menor de cuatro hermanos. Sus primos lo llevaron por primera vez al gimnasio, a saltar la soga y después a calzarse los guantes. Hacía poco que había fallecido Raúl. Tenía que descargar la tristeza y la furia.

“Yo soy de ir para adelante. Ir al ‘dame que te doy’. No soy un estilista”, se define. Es bravo Brian. Pega con el alma al hacer guantes con el sparring entre las cuerdas, corre en la cinta, castiga la bolsa, vistea frente a los espejos.

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Infografía
Brian Arregui aspira a medalla de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud, Buenos Aires 2018. (FUENTE EXTERNA)

Obligados a pelear

El consagrado escritor estadounidense Norman Mailer narraba que el supercampeón de todos los tiempos Mohamed Ali se hizo boxeador para vengarse de quien le robó la bicicleta a los 12 años.

Y Julio Cortázar, una de las glorias de la literatura argentina, admiraba y escribió un cuento sobre el extraordinario Carlos Monzón, quien supo salir de pobre a las piñas hasta retirarse invicto con 14 defensas de su título mundial de los medianos.

- “¿Eras un peleador Brian, en la escuela o en la calle?” - “Nooo”, responde. “Yo era un pan de Dios, la primera vez que me peleé fue arriba de un ring”, relata. La ternura la muestra cuando habla de su hija Briana, de un año y dos meses, fruto de su relación con Paola, mayor que él y madre antes de otro niño de 4 años.

Parece demasiado peso para un adolescente que apenas gana 11.000 pesos (275 dólares) de sus dos becas. La mitad del dinero la manda para Villaguay, a 375 km al norte de Buenos Aires. Allí le paga a unos albañiles para construirse una casita, a tres cuadras de donde vive su madre.

Un chico adulto

“Tiene claro el objetivo, se va a consagrar”, analiza su entrenador en los Juegos, Mariano Carrera, excampeón mundial de los medianos de la AMB.

De cara a los Juegos Olímpicos de la Juventud que se celebran en Buenos Aires, hace 10 meses ya que Brian y los demás están concentrados sin tregua en un Centro de Alto Rendimiento. Apenas hizo unos pocos viajes para estar con Briana, Paola y la familia.

Muy delgado pero fibroso, de 69 kilos (un superwelter), tiene más de 200.000 seguidores en Instagram. Muchos son adolescentes como él.

“Es un chico adulto, muy responsable y puede ser campeón olímpico juvenil”, opina Carrera. Brian no parece ceder a las tentaciones de su edad. “Estoy tranquilo esperando mi momento, quiero ser profesional, vivir del boxeo y ser campeón del mundo”, recita sin dudar.

Tan familiar es la historia de Brian que hasta el entrenador personal es su suegro, Darío ‘Chanchito’ Pérez. Está bien aconsejado Brian, bien cuidado. Y se inspira en el único campeón mundial que le queda a Argentina, otro Brian, Castaño, superwelter de la AMB. Admira también a ‘Canelo’ Álvarez, campeón mundial mediano de la AMB y el CMB. Le gusta los que van al frente, los ‘fajadores’, como dicen al sur del Río Grande.

Para Brian la vida es como el deporte: “El que quiere crecer tiene que aguantar los golpes más duros”.

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