Rogge deja una imagen de tenaz luchador contra la corrupción y el dopaje
El martes el COI tendrá un nuevo presidente

MADRID.- El belga Jacques Rogge, que el martes abandonará su cargo de presidente del COI después de ocuparlo durante doce años, deja tras de sí una imagen de obstinado luchador contra el dopaje y la corrupción en el deporte, labor que, ha insistido, debe continuar su sucesor.
La creación de los Juegos de la Juventud, el impulso del papel de la mujer en el COI y la ampliación del mapa de los Juegos a Sudamérica, al conceder la edición de 2016 a Río de Janeiro, forman parte de su legado.
Pero sus planes iniciales de renovar el programa olímpico y de reducir el coste y el tamaño de los Juegos han tenido un éxito relativo. Rogge, que llegó a la presidencia en 2001 tras derrotar con claridad a otros cuatro candidatos, se encontró de entrada con la compleja preparación de los Juegos de Salt Lake City, los primeros tras los atentados del 11-S, finalmente solventados sin incidentes.
El nuevo presidente dio una muestra rápida de sus intenciones al anunciar que en esa edición se harían más controles antidopaje que en todos los anteriores Juegos de Invierno juntos.
Abrió, además, una política de controles dirigidos, dedicados a la 'caza y captura' de los sospechosos, que se llevó por delante, entre otros, al español Johann Muhelegg.
A finales de 2002 convocó una Sesión Extraordinaria para revisar el programa olímpico. Un informe encargado al italiano Franco Carraro recomendaba la exclusión de los Juegos del pentatlón moderno, el béisbol y el sóftbol, pero las federaciones pusieron el grito en el cielo y frenaron el afán reformista de Rogge, que aplazó los cambios hasta después de los Juegos de Atenas.
En cambio, la asamblea ratificó por amplia mayoría la supresión de los viajes de sus miembros a las ciudades candidatas a organizar los Juegos, origen de los casos de corrupción de los noventa.
Diario Libre
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