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Finanzas del cancelado (2 de 2)

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Finanzas del cancelado (2 de 2)

Mantener buenas relaciones con tu “ex”. Presupuestarte y reducir al máximo tus gastos fijos. Cuidar y rendir lo más posible tu fondo de emergencia y liquidez. ¿Qué más puedo recomendarte?

Hablemos de tus deudas

Ya vimos que como parte de tus gastos fijos, es buena idea integrar las cuotas o pagos mínimos de todas tus obligaciones crediticias, desde los préstamos hasta las tarjetas de crédito.

Dejar de pagarle a los bancos solo te abrirá nuevos dolores de cabezas, incluyendo los odiosos turbocobros, manchas en tu historial de crédito y dificultades, injustamente en mi opinión, para poder acceder incluso hasta a una cuenta de nómina en un nuevo empleo potencial.

Un primer paso que puedes tomar es el revisar tu historial de crédito tan pronto te pongan en alerta de tu cancelación y así aprovechar para enmendar o corregir cualquier error que puedan existir en tu informe, mientras aún estás laborando.

También podría ser un buen momento, en tu periodo de transición (antes de salir de tu empleo), tratar de consolidar todos tus compromisos en un solo préstamo, a una tasa de interés típicamente más baja que la de las tarjetas de crédito, a mayor plazo y con una única cuota mensual lo más manejable posible.

Eso sí, evita incurrir en nuevas deudas o consumos con tu tarjeta de crédito para solventar tus gastos fijos del día a día. Al final eso solo te generará mayores dolores de cabezas en el futuro y facilita el que postergues decisiones difíciles que, tarde o temprano, vas a tener que tomar.

Evidentemente que nadie está obligado a lo imposible. En el caso de que hayan transcurrido varios meses sin generar nuevos ingresos y veas que tu “clavito” está mermando, quizás estés obligado a la lamentable decisión de dejar de honrar tus compromisos bancarios.

Si llegaras a ese punto, mi recomendación es que te acerques a cada una de las entidades con las que trabajes, les indiques que habías hecho todo lo posible para seguirles pagando pero que ya acercándose el fin de tu fondo de emergencia, no te quedará de otra que priorizar los gastos fijos para tu subsistencia básica por encima del pago de tus créditos.

Antes de esa notificación de cese de pago, deberás retirar y manejarte solamente en efectivo, pues cualquier ahorro o inversión que tengas en entidades financieras donde mantengas deudas podrían ser “mordidos” de forma unilateral por ellas en sus esfuerzos de cobro.

Tus ingresos y la transición

Ojalá, y te lo digo con toda sinceridad, que el escenario tan crítico como el que acabo de describirte no se materialice. O, por lo menos, que lo pospongas por el mayor tiempo posible.

Una forma de evitar el tener que beber del amargo vino de la cesación de pagos es generar ingresos rápidamente, sea por vía del empleo o de tus activos.

Es necesario que hagas un inventario de todos los bienes que tengas a tu nombre, desde los más importantes hasta los “corotos” que hayas podido acumular.

Como durante este periodo de transición simplificar tu vida es la clave, bien puede ser que recurras a la venta de esos bienes muebles, “féferes” e incluso hasta inmuebles, para extender la vida de tu fondo de emergencia.

Considera poner en venta a través de las plataformas que existen para esos fines todo aquello de valor de lo cual puedas prescindir en esta etapa de tu vida.

Si la situación del desempleo fuera crónica, incluso tendrías que considerar el liquidar activos inmuebles, incluida tu propia vivienda. En ese sentido, podría ser buena idea que le hagas una tasación profesional y que vayas contactando a posibles corredores que podrían asistirte en el proceso de venta.

De nuevo: Mejor que lo hagas tú, de forma proactiva, a que hagas como el avestruz ante el peligro y te escondas de la realidad que bien podría arrastrarte por calles más oscuras si no actúas tú mismo.

Son situaciones extremas, estemos claros, las que describimos. Para evitarlas, lo ideal es que logres reintegrarte al mercado laboral lo más pronto posible.

Toma esta oportunidad para reflexionar sobre por qué perdiste tu empleo. No es para que te autoflageles o castigues, sino para aprovechar cualquier oportunidad de mejora en tus competencias y capacidad profesional para el futuro.

Quizás tu cancelación realmente no tuvo que ver con tu perfil, sino que la industria en la que laborabas simplemente tiende a consolidarse, automatizarse o retirarse del país. De ser así, pues ya sabes que será buena idea explorar otros horizontes, en nuevos mercados.

Convéncete de que a partir de ahora buscar una nueva oportunidad se convierte en tu nuevo empleo a tiempo completo.

Te ayudará, por ejemplo, actualizar tus redes sociales, sobre todas las profesionales como LinkedIn. Tu currículum y recomendaciones laborales también. Contacta amigos en el mercado que manejas, que quizás antes eran tus competidores, tus clientes o tus proveedores.

Ponte a las órdenes y déjales saber que estás abierto a explorar todas las posibilidades que ellos conozcan. No descartes ninguna. Mientras más opciones tengas en esta oportunidad, mejor será para ti.

Hasta que logres materializar la oportunidad a la que aspiras, considera generar algún ingreso, quizás a través de un trabajo a tiempo parcial o temporal, así sea algo más bien informal o que quizás no sea tu ideal. Humildad ante todo.

Como el ave fénix

Recuerdo que lloré como un niño cuando perdí uno de mis empleos. Así mismo. Como un niño. Las cancelaciones impactan no solamente que nuestros bolsillos, sino también nuestra autoestima y salud.

Cuídate. Aprovecha ahora que tienes más tiempo para enfocarte en tu bienestar, el física y el mental, en ejercitarte y en visitar a los expertos médicos que pueden asistirte en tu cuido personal.

Este, y no otro, es el momento para dejar atrás cualquier tipo de mal hábito que podías tener, sea el fumar, beber excesivamente o los consumos desordenados. Esos vicios no corresponden con quien tiene a riesgo su propia subsistencia y hasta su vivienda u hogar.

La coyuntura también es propicia para desarrollarte, explorar y adquirir nuevas habilidades, conocimientos y competencias. Tiempo tienes. ¡Aprovéchalo!

Lo más importante para el final

Apóyate en tu familia. En tu pareja. En tus hijos. Juntos creen la extraordinaria historia del cómo superaron lo difícil, amargo (¡y pasajero!) del desempleo.

Perder tu trabajo llevará tu relación de pareja por uno de dos caminos: O la destruirá o la fortalecerá. Deseo que sea lo segundo. Para lograrlo, aún sin generar ingresos, busca la manera de aportar al cuido del hogar, a la crianza de los hijos y a fortalecer tu potencial y autoestima.

Mi mejor amigo pasó de un empleo de US$10,000 mensuales a un “picoteo” de subsistencia. Se superó gracias al apoyo de su pareja, que asumió la carga del hogar mientras el se reinventaba profesionalmente. Te deseo una compañera así.

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