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La banca criolla, más global

Por Alejandro Fernández W.

Analista financiero

La banca dominicana fue extranjera antes de ser dominicana. De hecho, la entidad más antigua en nuestro mercado es canadiense. Con esa historia, ¿Cuál es el futuro de la banca foránea en las finanzas dominicanas?

La reflexión viene a colación a raíz de la reciente adquisición del Progreso, el segundo banco comercial privado dominicano más antiguo, por el Scotiabank de Canadá, que se instaló en nuestras costas hace casi 100 años, allá en el 1920.

Antes del Scotia, el Citi, en aquella época llamado el First National City Bank of New York, fijó sus oficinas en Santo Domingo en 1917. El yanqui fue posteriormente adquirido (¿nacionalizado?) por el gobierno de Trujillo y así se concibió, en 1941, el Reservas, el coloso bancario más grande.

Citibank regresaría a tierras dominicanas en 1962 y, junto a otros grandes bancos internacionales, como Scotiabank, Royal Bank of Canada, Chase Manhattan, Bank of Boston y el Santander, dominaron buena parte del mercado bancario por muchos años hasta el “boom” de la banca criolla de los setentas y ochentas.

Aquellas sucursales foráneas fueron la escuela de banca para miles de dominicanos, muchos de los cuales hoy se mantienen en posiciones de liderazgo en las finanzas dominicanas, incluyendo al actual ministro de Hacienda, los gerentes generales del BHD León, APAP y el Caribe, entre muchos otros banqueros en funciones.

Sirvió esa banca de capital extranjero, también, para enlazarnos financieramente con el resto del mundo, en una época donde nuestra economía no era tan abierta como la actual y el mismo gobierno recurría a esos bancos para financiarse.

Los tradicionales y emergentes

Identificamos trece entidades financieras controladas por capital extranjero, de las 58 que operan en nuestro país. En otras palabras, 2 de cada 10 bancos que operan en nuestro país son internacionales.

En términos de activos, hasta la reciente adquisición del Progreso por Scotiabank, estas trece entidades aglutinaban solo el 9.5% del total de los activos bancarios.

Como vemos en la gráfica, iniciamos este siglo básicamente con solo Citi y Scotia operando en el país, con a penas el 5.6% de participación de mercado.

La gran crisis bancaria de 2003, paradójicamente, presentó oportunidades para la banca extranjera, pues recordemos que el canadiense adquirió importantes activos del fallido Banco Intercontinental y que el caribeño Republic Bank asumió, aunque efímeramente, las operaciones del entonces Banco Mercantil.

De los tradicionales, Scotiabank mantuvo su “share” del mercado, incluso adquiriendo parte de los activos de la banca de consumo del Citibank, que más bien se especializó, en la última década, como un banco de inversión o corporativo de alto nivel, con un perfil mucho más bajo.

Entre los internacionales emergentes, están los pertenecientes a proyectos regionales, como el Banco Promerica y Lafise de América Central y JMMB de Jamaica.

El capital venezolano ha tenido una importante presencia en el país, sobre todo en los últimos diez años. El líder es Banesco, que aunque es el coloso bancario de Venezuela, en nuestro país sus operaciones están capitalizadas desde Panamá.

Con raíces en la República Bolivariana también están Bancamerica, Activo, Atlántico, BellBank y el Federal. Las cinco entidades tiene una minúscula participación de mercado (juntos suman 0.5%) y con la excepción del Activo, aunque de capital extranjero, no tienen presencia más allá de las fronteras dominicanas. Son extranjeros, más no internacionales.

Para muchos será una sorpresa encontrarse con el Banco Adopem “de la Mujer”, en la lista de bancos extranjeros, pero lo es desde el 2012 cuando la Fundación Microfinanzas BBVA (de España) lo integró a su red internacional bancaria.

Scotiabank, aunque desde hace tiempo un banco internacional de clase mundial, en el último año se ha abocado a una ambiciosa expansión en toda América Latina, adquiriendo más de cinco importantes activos desde Chile hasta Colombia, culminando con la operación del Progreso.

Adquirir un banco tan importante como Progreso, duplicando así su participación de mercado y llevando la banca extranjera a un pico histórico de 12.8% de “share” de activos bancarios, es una apuesta positiva a favor de la economía dominicana.

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