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Deudores compulsivos

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Deudores compulsivos

Por Alejandro Fernández W.

Analista financiero

Melissa entra todos los días al servicio que contrató con un buró de crédito para conocer y “monitorear” tanto su historial como su puntaje o “score” de crédito. Cualquier mejora le alegra la mañana, pero una caída, así sea de pocos puntos, en su calificación de riesgo le amarga hasta un fin de semana.

Lery, en su afán para desarrollar un mejor “score” de crédito, decidió meterse en un préstamo de consumo que ella literalmente no necesitaba (pues tenía más que esa cantidad en ahorros e inversiones líquidas) pero entiende que es verdad aquello de que “para que te presten hay que deber”.

Gracias a una herencia inesperada que recibió, Annay está ahora en capacidad para poder saldar los tres préstamos y cuatro tarjetas de crédito que, por malos manejos y excesos de consumos, había dejado de pagar y que estaban castigados en “Legal”. Ansiosa, llamó a Argentarium Radio para saber en cuanto tiempo, luego de ponerse al día, volvería a ser sujeto de crédito para la banca.

Laura nos escribe insistentemente por las redes sociales preguntándonos: “Tengo siete tarjetas de crédito activas. ¿La verdad? Nada más utilizo una y me sobra, por mucho, límite de crédito en ese plástico. He leído en sus publicaciones que es buena idea simplificar las finanzas personales y deshacerse de productos bancarios que no se utilizan. Tiene sentido, pero me aterra pensar que si cancelo esas tarjetas me impactará negativamente eso que llaman ‘score’ de crédito y que luego los bancos no me prestarán. ¿Eso es así?”

Por mensaje directo, Elizabeth nos consulta: “Una pregunta: ¿Será verdad que si yo saldo un préstamo antes del tiempo establecido, dicho pago puede afectar el famoso ‘score’?”

El síndrome de Amadita

No cabe la menor duda que los sistemas que facilitan el mantenimiento de los historiales de crédito, y los de “score” o puntajes de crédito que se derivan de estos registros, juegan un rol importantísimo para dinamizar, democratizar y masificar el acceso a los préstamos bancarios.

Son herramientas fundamentales, como hemos visto en otras entregas de esta columna, para agilizar el proceso de evaluación y seguimiento crediticio, y como tal son de mucha utilidad y valor tanto para los bancos como para los mismos usuarios financieros.

Un puntaje de crédito sintetiza, en un solo número de tres dígitos, el nivel de riesgo que podría representar un deudor, actual o potencial.

Como los usuarios saben que las entidades utilizan estas “calificaciones” en su proceso de aprobación de préstamos, y como ahora se pueden contratar servicios que nos “alertan” sobre cambios en estas notas, ha surgido mucho mayor concientización y utilización de esta herramienta.

Cualquiera pensará: ¿Qué mejor manera de educar financieramente a los deudores que un sistema dinámico, en tiempo real y sencillo, que les indica cuando sus decisiones financieras y su comportamiento crediticio beneficia o perjudica su acceso al crédito? No cabe duda, el servicio y el hábito de “auto-monitorearse” periódicamente tienen su valor práctico, educativo e informativo.

Y, sin embargo, como toda herramienta de medición, si no se sabe utilizar o interpretar de forma correcta, puede resultar ser más dañina que positiva e inducir, directa e indirectamente, a que los usuarios tomen decisiones francamente perjudiciales para su salud financiera.

Permítanme una analogía médica: Alejandro, cuarentón incipiente, con el desarrollo de su barriga también ha visto dispararse sus niveles de colesterol (específicamente del “malo”).

Al encontrarse con esos resultados por primera vez, y luego de una rápida consulta con el doctor Google Wikipedia, nuestro barrigón decidió no solamente revisar sus mediciones de colesterol frecuentemente (léase: ¡cada tres días!), sino que se auto-prescribió tratamientos de pastillas, dietas y otras bellezas farmacéuticas que, además de costosas y totalmente innecesarias, terminaron generándole una delicada y peligrosa condición de salud.

Algo muy parecido está ocurriendo en el mundo del crédito de consumo en la actualidad. Si se lleva a un extremo y se interpretan de forma errada, las constantes y obsesivas mediciones de “scores” de crédito de hecho terminan produciendo usuarios sobre endeudados, angustiados y confundidos.

Lo que debes saber de tu “score” de crédito

Melissa: No es necesario revisar tu historial de crédito semanalmente y mucho menos cada día. Una revisión trimestral bastará para medir tu nivel de salud crediticia, pues los cambios en tu conducta, los que de verdad importan, no necesariamente se reflejarán de forma inmediata en tus registros crediticios o tu “score”.

Lery: No debas innecesariamente. El horno no está para galleticas y mucho menos para regalarle dinero a los bancos debiéndoles préstamos a una tasa de un 24% mientras ellos te pagan en tu plazo fijo un 4%. Puedes demostrar buen comportamiento crediticio, por ejemplo, administrándote inteligentemente con una tarjeta de crédito.

¿Cómo inteligentemente? Nunca consumiendo más del 50% de tu límite de crédito, solo adquiriendo lo que de verdad necesitas y has presupuestado como gasto, abonando el 100% del balance al corte siempre en las fechas de pago de manera puntual y manteniendo ese buen comportamiento con el paso de los años.

Annay: Hasta que no cambies la conducta que te llevó a los “líos” del pasado, la mejor tarjeta de crédito que puedes tener se llama ninguna. No es obligatorio deber. Ni tener tarjetas de crédito. ¡Mucho menos si estos instrumentos de crédito ya antes te han conducido al terror de los turbocobros y los leprosos bancarios!

Laura: No mantengas productos bancarios que no necesites. Para la gran mayoría de las personas, puede ser buena idea mantener dos tarjetas de crédito, con fechas de cortes y marcas diferenciadas. Si has presupuestado gastar RD$10 mil para pagar con tarjetas de crédito, un límite de crédito de RD$20 mil en cada una de tus dos tarjetas será más que suficiente. Simplifícate. Olvídate de lo demás.

Si, Elizabeth. Abonar un préstamo de forma anticipada podría afectar a la baja tu “score” de crédito. Pero también te ahorrará mucho dinero en el pago de intereses. Mejor ahórrate los intereses y descuídate del puntaje. A los bancos les encantan las buenas pagadoras y si ya tu has demostrado ser una, no te endeudes innecesariamente.

¿Cuánto te afectará? Dependerá de si tienes otros préstamos vigentes o tarjetas de crédito activas. Si ese préstamo era tu única facilidad de crédito, te podría afectar bastante. Si tienes otros instrumentos, y los manejas con inteligencia y prudencia, el impacto será menor.

Pero, indistintamente de la situación en la que estés, si ya tienes tu fondo de emergencia constituido y tienes una importante liquidez excedentaria, casi siempre será mejor idea saldar préstamos con tasas de interés que no sean subsidiadas o muy bajas.

Aprendamos de Melissa, Lery, Annay, Laura y Elizabeth. Insisto: El horno no está para galleticas.

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