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Los bancos corresponsales en la RD

Uno de los principales atractivos de trabajar con los corresponsales son las condiciones de sus créditos, especialmente aquellos otorgadas para financiar las importaciones a corto plazo.

Son parte esencial de nuestra banca. Sin ellos, viviríamos aislados del resto del mundo. Algo tan básico como una remesa, el pago a un suplidor de fuera o una carta de crédito sería imposible sin ellos.

A través de sus servicios de corresponsalía, la gran banca global con sus sedes en Nueva York, Londres, Madrid o Tokio, nos permite insertarnos y beneficiarnos de los grandes flujos de financiamiento, inversión y comercio internacional.

Como isla, nuestra economía colapsaría si no pudiésemos participar de ese tráfico global. Renglones tan importantes como las remesas, las zonas francas, el turismo y la inversión extranjera dependen de que tengamos acceso a esa red de corresponsales internacionales.

Antes, cuando todavía no habíamos desarrollado una base de depósitos en moneda extranjera orgánica o propia del ahorro nacional, el financiamiento provisto por los corresponsales era nuestra principal fuente de capital para entendernos con el exterior.

En la primera gráfica verá que, iniciando este siglo, por cada US$100 en ahorros en moneda extranjera, teníamos US$83 en financiamientos de corresponsales.

Crédito y confianza

Los banqueros corresponsales son, en cierta forma, los espías, los embajadores y los agentes del gran capital internacional. Su opinión importa tanto como el de una calificadora de riesgos, pues en sus manos está el que podamos acceder a sus ventanillas de crédito y de pagos.

A raíz de la crisis bancaria del 2003-2004, los corresponsales salieron corriendo del país y, en esa salida tan desesperada, exacerbaron aún más la magnitud del descalabro en nuestras finanzas públicas y externas.

De un pico de US$981 millones en financiamientos externos de corresponsales, ese nivel de crédito se desplomó 85% a solo US$146 millones, incluso en el 2007, cuando ya el contexto económico local se había estabilizado.

Aunque se llevaron su buen susto, las autoridades locales, en parte presionadas por el Fondo Monetario Internacional, también “rescataron” a muchos corresponsales que habían apostado, incluso en magnitudes importantes, en todos los bancos quebrados del 2003-2004.

No rescatarlos de sus malas decisiones, se justificó entonces, nos habría condenado a un aislamiento financiero global.

El karma existe, eso si, pues poco tiempo después fue a la banca internacional que le tocó enfrentar una crisis de confianza aún mayor, durante el 2007-2008.

En ese entonces, quien cargó con el riesgo fue la banca local, pues tenía activos por US$1,500 millones depositados en los grandes bancos de fuera, cuando ellos a nosotros solo nos tenían prestado US$250 millones. ¡Vueltas da el mundo!

Los corresponsales en República Dominicana

La relación con un corresponsal es básicamente exclusiva a la banca múltiple, que es quien está autorizada por la Ley Monetaria y Financiera a realizar operaciones en moneda dura y de comercio y pagos internacionales.

Por ello vemos, en la primera gráfica, que los tres colosos aglutinan el 88% del financiamiento provisto por las corresponsales activos en el mercado local.

Es lógico que quien más recurra al crédito de corresponsales (un 50% del total) sea el estatal Banco de Reservas, pues es el gran garante, pagador y financista del crédito público dominicano, sea en lo que tiene que ver con la factura petrolera, el pago de la deuda externa o de los atrasos con los generadores eléctricos.

¿Quiénes son los corresponsales activos en nuestro país? Dos de ellos, el Bladex y el BCIE, entre los más importantes, son de hecho entidades multilaterales cuasi-estatales que buscan facilitar el comercio internacional a nivel regional.

Además de ellos, está el Citi (que se distingue por tener operacionales localmente), el Wells Fargo (anteriormente el siempre activo Wachovia) y el Bank of America. De Asia solo identificamos al Sumitomo, mientras que de Europa se destacan Deutsche Bank, Santander, el Commerzbank y la francesa Proparco.

Uno de los principales atractivos de trabajar con los corresponsales son las condiciones de sus créditos, especialmente aquellos otorgadas para financiar las importaciones a corto plazo.

En la última gráfica verá, por ejemplo, las tasas a las cuales los corresponsales financian al Banco de Reservas, según este transparenta en sus estados financieros auditados a diciembre del 2018.

El costo oscila entre el 2.0% y el 3.9%, muy competitivas incluso cuando se compara con la tasa que el coloso público paga a sus depositantes en US$ (2.2%).

Toca, pues, cuidar la confianza y la relación con nuestros corresponsales.

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