60 años más tarde

Se dice que existen dos tipos de personas. Unas sueñan con cosas que les gustaría hacer, y otras dan los pasos necesarios para poder hacerlas. Algo similar se aplica también a los países, y la diferencia queda plasmada en lo que cada uno de ellos consigue.

Los países centroamericanos son veteranos en el tema de la integración económica. Ya en los años 60 el asunto figuraba en la agenda de numerosas reuniones, y parecía que la unión aduanera y la conformación de un mercado común entre ellos estaban a la vuelta de la esquina. Conferencias, misiones, estudios, convenios, organismos, procedimientos y demás piezas de la integración se fueron desarrollando y poniendo en su lugar. Ante el ímpetu de esos trabajos, los europeos lucían rezagados en comparación.

Años después sabemos, por supuesto, lo que ha sucedido. Centroamérica sigue con su sueño y, como expresó el presidente de Honduras durante la reunión del Sistema de la Integración Centroamericana celebrada en Costa Rica la semana pasada, continúan las “largas filas de furgones, contenedores, personas para transitar de un país a otro”, lo que dijo le produce “tristeza”. Y exhortó a “que ya no nos siga avanzando el tiempo sin tomar las decisiones que debimos tomar hace mucho tiempo”.

Seremos ahora testigos de un nuevo intento. Guatemala y Honduras firmaron un acuerdo de unión aduanera cuyo alcance va más allá de las disposiciones del DR-CAFTA. Hará posible el libre tránsito de personas y productos, se espera que añadirá mil millones de dólares al comercio entre ambos, y se estima que elevará el PIB entre un 1.0% y un 1.2%. Al celebrar la firma, el presidente de Guatemala indicó: “Se hace realidad algo que por casi 60 años se venía hablando, pero no se realizaba”.

Las expectativas son altas y se extienden a otros sectores. Uno de ellos es la electricidad. Guatemala tiene un excedente de 900MV y se prevé construir una línea de transmisión para su uso en Honduras.

Gustavo Volmar