Acuerdo con caducidad
Cuando de un acuerdo multilateral se trata, un componente de transitoriedad sería antagónico a su propia razón de ser
Un gran número de objetos tiene ahora fechas de vencimiento. Medicamentos, pilas, jabones, pasaportes, embutidos, refrescos y una creciente lista de productos arrastran un plazo de caducidad, más allá del cual dejan de funcionar, carecen de validez, pierden efectividad o no se recomienda su uso. Más novedoso, sin embargo, es que se proponga que los acuerdos de liberalización comercial también tengan fechas de caducidad.
Han existido ocasiones coyunturales en las que un país decide modificar temporalmente sus reglamentaciones y tarifas. Puede ser que haya un déficit en su producción doméstica de un bien determinado, y que decida abrir el mercado a las importaciones hasta que la escasez haya pasado. O podría haberle ocurrido algún desastre natural o una situación calamitosa que hiciera necesario flexibilizar los aranceles o los cupos de importación de manera transitoria. O quizás tenga una cosecha récord que genere un excedente de un bien esencial cuya exportación está usualmente restringida. Pero cuando de un acuerdo multilateral se trata, cuyo objetivo sea complementar economías con una visión de largo plazo, un componente de transitoriedad sería antagónico a su propia razón de ser.
Se ha informado que en las negociaciones para la revisión del acuerdo Nafta de libre comercio, que abarca a Canadá, México y los EEUU, estos últimos han propuesto un período de vigencia de cinco años. Cumplido ese período, el convenio vencería y podría ser renovado, modificado o, simplemente, desaparecer. Es evidente que en tales condiciones los efectos favorables del acuerdo disminuirían significativamente, pues no existiría la continuidad necesaria para que empresas y entes gubernamentales encuentren económicamente rentable efectuar inversiones en plantas, instalaciones e infraestructuras de largo período de maduración.
Es mejor creer que los EEUU desean poner presión y no que quieren que el acuerdo colapse.
Gustavo Volmar
Gustavo Volmar