Asediados por un año
Mientras no se cuente con una vacuna, el COVID-19 continuará asediando a la humanidad
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que no se debe esperar un retorno a la normalidad cuando el punto máximo de la pandemia haya pasado. Aunque las personas alrededor del mundo aguardan con ansiedad la señal de que pueden volver a sus actividades habituales, la OMS indica que eso no será posible hasta que se cuente con una vacuna efectiva contra el virus. Mientras tanto, el COVID-19 continuará asediando a la humanidad.
Aun los que padecieron la enfermedad y se hayan curado, no estarán necesariamente a salvo. Esto así porque todavía se desconoce por cuánto tiempo durará la inmunidad adquirida. Sería deseable que fuese por muchos años, pero habrá que esperar para saberlo.
Como consecuencia de esa incómoda perspectiva, se anticipan cambios significativos en los estilos de vida y en las relaciones sociales. Dado que el virus seguirá presente, que es muy contagioso y que la mayoría de la población carecerá de defensas contra él, existirá un peligro permanente de contraer la enfermedad, lo que hará necesario que las personas mantengan vigentes las prácticas de higiene recomendadas, y que limiten los contactos con otros individuos al mínimo posible. Eso puede representar una seria dificultad para la reactivación de algunos segmentos económicos como los restaurantes y gimnasios, pues no es particularmente atractivo almorzar o ejercitarse con una mascarilla puesta.
Por supuesto, será la vida de los envejecientes la que sufrirá más cambios, a riesgo de perderla si comienzan a hacer lo que antes hacían. Y hay un factor económico que tener en cuenta. Resulta ser que en el turismo de alto nivel y en el llamado turismo inmobiliario, las personas de edad tienen una elevada participación. Evaluaciones llevadas a cabo en el segmento de los cruceros, por ejemplo, muestran que en numerosos circuitos el porcentaje de envejecientes entre los viajeros es muy superior al porcentaje que ellos constituyen dentro de la población.
Gustavo Volmar