Calentamiento económico

De nuestra economía se ha dicho en estos días que se encuentra ligeramente sobrecalentada. Siendo esa “ligereza” un término subjetivo, no se puede deducir de ella la dimensión de las medidas que la alta temperatura amerita aplicar. Parece implicar, sin embargo, que por ser un asunto leve, no debería ser difícil corregirlo.

Si llevamos el sobrecalentamiento al terreno de los vehículos de motor, el calor en exceso podría deberse a un fallo en el sistema de enfriamiento, quizás una manguera perforada o una bomba defectuosa. Pero también podría deberse a una condición derivada de la propia naturaleza del vehículo, sin que involucre propiamente un fallo. Sería ése el caso, por ejemplo, si se tratara de subir por el lado de una loma a una velocidad superior a la que la cilindrada del motor permite.

El sobrecalentamiento detectado en la economía dominicana pertenece a esa segunda clase. Se debe aparentemente a que ha estado creciendo a una tasa superior a la que admite la disponibilidad efectiva de factores productivos, hecho que ha venido siendo expresado en varios de los últimos reportes elaborados por el Banco Central al estos señalar que el crecimiento ha sido superior al potencial de la economía.

Se atribuye ese crecimiento mayor al potencial a una combinación de situaciones favorables, particularmente el descenso en el precio del petróleo, equivalente a un considerable ahorro de divisas para el país, y al comportamiento de los mercados financieros, el cual ha hecho posible que el país pueda endeudarse a tasas de interés relativamente bajas. Si esas situaciones están a punto de cambiar o ya han empezado a hacerlo, llegó el momento para que el crecimiento converja con su nivel potencial. Este cambio no supone que el nuevo ritmo de expansión de la economía tenga que ser bajo. Puede continuar siendo de los más elevados de la región, con la ventaja adicional de ser más sustentable en el futuro.

Gustavo Volmar