Contención prioritaria
Como parte de la justificación para la salida de Afganistán, el presidente Biden mencionó la necesidad de atender otros objetivos
A raíz de la caótica retirada de Afganistán, la confiabilidad en los compromisos internacionales asumidos por los EE.UU. fue puesta en duda. Si luego de veinte años de intervención y promesas de derechos y libertades personales, dejaron a los afganos a merced de un movimiento empeñado en retornar al estado represivo anterior, los críticos de la retirada la describieron como una prueba de la inconsistencia de las políticas estadounidenses.
Como parte de la justificación para la salida de Afganistán, el presidente Biden mencionó la necesidad de atender otros objetivos, en particular contener la expansión china en la región del Pacífico. Eventos como las presiones a Taiwán, las restricciones a Hong Kong y la construcción de bases militares en la zona, han sido atribuidos a intenciones agresivas del gobierno chino. El pacto de los EE.UU., Australia y el Reino Unido, para transferir tecnología y construir submarinos nucleares en Australia, se enmarca en ese contexto.
Los intereses económicos, sin embargo, nunca están alejados de los acuerdos militares, dada la magnitud del dinero usualmente involucrado. En este caso, Francia resultó perjudicada al ser cancelada la adquisición por Australia de doce submarinos convencionales por valor de 37 mil millones de dólares. La reacción francesa no se hizo esperar, con llamados de embajadores, notas de protesta, declaraciones y otras represalias.
Esa manifiesta prioridad otorgada por el actual gobierno estadounidense al área del Pacífico viene después de que el gobierno anterior anulara la participación de los EE.UU. en la Alianza Transpacífico, concebida para contrarrestar la influencia económica china., demostrando un cambio radical de enfoque. Por sus implicaciones comerciales, esa alianza había causado gran inquietud en países como el nuestro, y su colapso fue recibido con alivio. La orientación hacia el Pacífico del gobierno de Biden puede implicar que Latinoamérica continúe en un lejano segundo plano.