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Deudas buenas

Cuando de deudas se habla, la reacción natural es considerarlas como algo indeseable, de lo que es mejor estar libre. Solemos compadecer al que está muy endeudado igual que si estuviera enfermo. Pero al mismo tiempo, sin embargo, a diario vemos ofertas de préstamos para adquirir vehículos y casas, sacar tarjetas de crédito y afiliarnos a planes de compras a plazo de electrodomésticos, computadoras y otros artículos. Y se trata al que no toma prestado como si fuera una criatura rara, fuera de la realidad y desprovista de historial crediticio. Parecería ser que las deudas son similares a ciertos alimentos, que se pueden consumir siempre que sea con moderación.

El problema está en saber cuál es el punto en que el exceso reemplaza a la moderación. Conceptualmente puede ser fácil decir que se llega a ese punto cuando las deudas superan la capacidad de pagarlas sin tener que vender propiedades o dejar de cubrir las necesidades básicas de la vida, pero en la práctica no es tan sencillo cuantificarlo. En cualquier caso, hay diferentes actitudes frente a las deudas públicas y las privadas. A las primeras, como nos tocan a todos, las censuramos más y las ligamos con la sospecha perenne de que están vinculadas a derroches y comportamientos opacos.

Un aspecto inquietante de las deudas, en especial las públicas, es que quienes terminan pagándolas no son necesariamente los mismos que las contrajeron y disfrutaron de lo que se hizo con el dinero. Eso les confiere un elemento de injusticia potencial, que obliga a ser aún más comedidos. A nivel mundial, el total de las deudas privadas es el doble que el conjunto de las deudas públicas, pero la relación entre ambos varía de un país a otro. En los EE.UU., por ejemplo, las privadas eran el 58.9% del total en el año 2017, pero mientras en Japón apenas llegaban al 39.8%, en China representaban el 81.5% según datos del FMI. El porcentaje estimado para la República Dominicana a esa fecha era del 47.5%.

Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.