Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
columnistas

Logia financiera

Acusaron al presidente de ser un agente de los intereses económicos que dicho mercado representa

Cuando el presidente de Italia rehusó designar como ministro de finanzas a un destacado crítico del euro, los partidos que lo habían propuesto describieron la decisión como un golpe de estado del mercado financiero a la democracia italiana, y acusaron al presidente de ser un agente de los intereses económicos que dicho mercado representa.

Diatribas como esas pueden llevar a pensar que el mercado financiero es un organismo parecido a una logia, dirigida por figuras grises dotadas de diferentes niveles de oscuridad, algunas de ellas muy siniestras y capaces de hacer lo que sea necesario para conseguir lo que desean. Parecen mover con sigilo y premeditación los hilos de los que cuelgan, como marionetas, los dirigentes políticos, jueces, comunicadores, entes multilaterales, bancos, fundaciones, corporaciones, y hasta sindicatos y universidades.

Tal escenario novelesco es más fantasía que realidad, lo que no significa, sin embargo, que la influencia que se le atribuye sea del todo inexistente. El mercado influye, pero lo hace por la forma en que opera, sin que se requiera que un grupo de individuos superpoderosos se reúna para acordar lo que van a hacer. La dinámica del mercado, en la que inversionistas y emisores buscan maximizar sus beneficios a través de sus decisiones de compra y venta, genera reacciones espontáneas frente a eventos que se estima son favorables o perjudiciales. Y, en el caso de Italia, un ministro de finanzas antagónico a las reglas de la eurozona no era una causa para salir a celebrar.

De hecho, son los gobiernos los que otorgan al mercado esa influencia, y las razones varían. En los EE.UU., por ejemplo, proviene de tomar los índices del mercado como vara de medir del éxito de la política económica gubernamental. En cambio, en muchos países de Europa incluyendo Italia, proviene de la fragilidad de sus deudas públicas, cuyos costos son muy vulnerables a la percepción de riesgo que el mercado les asigne.