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Opuesto a los incentivos

Aumentar la producción y la productividad tiene gran aceptación entre los economistas

Con frecuencia se dice, parte en broma y parte en serio, que en lo único en que los economistas coinciden es en no ponerse de acuerdo. Que no es así, sin embargo, se demuestra en lo que a la producción concierne. Como objetivo, aumentar la producción y la productividad goza de una gran aceptación en las filas de los economistas. Sólo en casos especiales, como cuando intervienen cuestiones ecológicas, es ese entusiasmo matizado por consideraciones acerca de posibles efectos colaterales perjudiciales.

Dado ese amplio apoyo a la producción, es lógico que los economistas aboguen por políticas oficiales que la promuevan. Y en nuestro país, cuando se hace referencia a esas políticas, la primera opción en que se piensa es en rebajar o exonerar impuestos. Una participación gubernamental de índole no tributaria, sea en forma de inversiones directas o de la provisión de eslabones productivos complementarios, podría verse como un potencial peligro.

En Perú existe un ministerio de la producción, y el nuevo ministro designado el pasado 2 de abril dijo no creer en los incentivos tributarios. Escribió su tesis de doctorado sobre el desarrollo de Corea del Sur y es partidario de actuaciones gubernamentales más directas en el ámbito de la producción. En juego está la formalización de la economía peruana, en la que como aquí la informalidad cubre más de la mitad del PIB. Al respecto, el ministro dijo que las medidas macro han demostrado ser inefectivas y que “se bajó impuestos y se recaudó menos”, por lo que prefiere subsidios directos a la producción.

Pero lo que se hizo en Asia puede no funcionar igual en Latinoamérica, opinan empresarios y analistas liberales peruanos, y terminar en controles e injerencias estatales sobre el sector privado, razón por la que propusieron suprimir el ministerio.

El ministerio sigue funcionando, pero el ministro sólo duró 22 días en el cargo.

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