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Precios ambientales

Habría que lograr que la estructura de precios de los bienes y servicios se ajuste al costo ambiental que cada uno de ellos provoca.

Si nos llevamos de los principios conceptuales del análisis económico, el camino a seguir para luchar contra el cambio climático es claro y definido. Habría que lograr que la estructura de precios de los bienes y servicios se ajuste al costo ambiental que cada uno de ellos provoca. Dado que el costo de producción, digamos de un kilowatt hora de electricidad, sólo refleja el valor de los diversos insumos requeridos para generarlo, sería preciso añadirle un componente adicional que abarque las emisiones de gases contaminantes resultantes del proceso de generación. Ese concepto ha estado presente en los debates de los acuerdos internacionales pactados, pero su alcance ha sido evidentemente insuficiente, a la luz de los hallazgos reportados en el más reciente estudio de las Naciones Unidas sobre el incremento global en la temperatura. Código Rojo fue el término utilizado en ese reporte para referirse a la situación climática actual.

Ya que no fueron los beneficiarios de la revolución industrial, ni son tampoco los mayores contribuyentes por persona a la contaminación, a los países pobres se les ha otorgado un tratamiento especial en cuanto sus obligaciones de reducción de emisiones. Las cifras por persona, no obstante, son engañosas, pues por su gran población esos países son una causa importante del problema. Para hacerle frente con posibilidades de éxito, los expertos advierten que no podrá haber excepciones.

Pero persuadir a miles de millones de personas a modificar la forma como viven, cocinan, se transportan, trabajan y se entretienen, es una tarea muy difícil. Relativamente pocos pueden o quieren, por ejemplo, reemplazar sus vehículos o electrodomésticos, lo que refuerza la necesidad de acciones gubernamentales encaminadas a que los precios incorporen el costo ambiental.

A pesar de que el reporte es contundente y de que los efectos del cambio ya se están haciendo sentir, el sentido de urgencia aún no es compartido por igual alrededor del mundo.

Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.