Reacciones iniciales
Inmediatamente después de los dos atentados terroristas ocurridos ayer en Bruselas, las acciones de las empresas vinculadas al transporte y recreación, tales como aerolíneas, hoteles, operadores turísticos y compañías de cruceros, perdieron valor en los mercados financieros.
Por el contrario, los activos considerados más seguros, como bonos gubernamentales y oro, subieron de precio. El petróleo, por su relación con el transporte y el nivel de actividad económica, bajó de precio. El euro perdió terreno frente al dólar. Y el yen, la moneda japonesa, usualmente tenida como refugio en épocas de incertidumbre, subió de valor. Poco tiempo después, sin embargo, la mayor parte de esas variaciones fueron reversadas.
Esos cambios y su rápida reversión ponen de relieve la gran sensibilidad que afecta actualmente a los mercados cambiarios y financieros. Las reacciones iniciales de venta ante eventos imprevistos de ese tipo son de índole conservadora, en procura de evitar pérdidas ante la posibilidad de un deterioro más intenso en los precios de los activos vendidos, y abren espacios para que inversionistas más osados aprovechen las oportunidades de ganancia creadas por las variaciones sucedidas.
En poco tiempo, la percepción de peligro va desapareciendo y las inversiones retornan a sus cauces normales, habiendo generado en el trayecto pérdidas para unos y beneficios para otros.
Es interesante tener en cuenta que esas fluctuaciones tuvieron lugar de forma autónoma, sin que mediara la intervención de gobiernos o bancos centrales, y ocurrieron sin que el panorama hubiera cambiado realmente, pues los responsables no habían sido capturados y la sensación de inseguridad continuaba vigente. Fueron, por lo tanto, procesos de mercado alimentados por la liquidez que hay en busca de espacios de inversión, que ha hecho subir de nuevo los precios de la deuda de países emergentes y descender sus rendimientos.
gvolmar@diariolibre.com
Gustavo Volmar
Gustavo Volmar