Recuerdos contrapuestos

Los empleados añoran su pasado, pero sus clientes lo recuerdan por las penurias que soportaron. Hoy la asamblea de accionistas de la línea aérea Alitalia está pautada para decidir su futuro, en medio de una crisis financiera que amenaza su existencia. Utilizada por el Papa para sus visitas alrededor del mundo, la línea bandera de Italia acumuló un impresionante record difícil de superar. Entre 1946, año en el que fue fundada por el gobierno italiano, y el 2008, cuando tuvo que ser liquidada por presiones de la Unión Europea contra los subsidios que recibía, la empresa sólo tuvo un año en el que dejó beneficios. Acosada por huelgas recurrentes, adquirió fama por la impuntualidad de sus vuelos.

La añoranza es más bien de un fantasma, pues en el 2008 surgió una nueva Alitalia propiedad de accionistas privados, algunos asociados a connotadas figuras políticas. Dos años de paz laboral pasaron, pero en el 2010 el fantasma retornó con otra huelga de tripulantes. Cuatro años después, una aerolínea de los Emiratos Árabes Unidos compró el 49% de las acciones, quedando el resto en manos de tres bancos acreedores, y una tercera Alitalia emergió de la transacción.

Las pérdidas, sin embargo, han probado ser tan resistentes como las que acosan desde hace años a nuestra CDEEE. Un plan de reorganización, que contemplaba reducir la nómina en un 8%, fue aceptado por los dirigentes sindicales, pero en una sorpresiva votación fue rechazado por el 65.7% de los empleados. El recuerdo del pasado parece haber jugado un papel, vía la esperanza de que el gobierno italiano nacionalizara la empresa y retornasen los años de privilegios y subsidios.

No habrá rescate público, dijeron las autoridades, Alitalia será puesta en venta y Lufthansa, la aerolínea alemana, es bienvenida a presentar una oferta. Pero, en buen estilo italiano, también dejaron entrever que podrían dar a Alitalia un préstamo puente de seis meses.

Gustavo Volmar