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Segunda ola

En principio, para que pueda ocurrir una segunda ola, la primera debe haber terminado.

Su existencia arrastra consigo serias implicaciones sociales, económicas y políticas. En el plano social, una segunda ola del Covid-19 tendría graves consecuencias sobre la salud de la población, sobre todo si ocurre en paralelo con otras epidemias estacionales, poniendo renovada presión sobre las instalaciones médicas. En el plano económico, podría provocar la reimposición de restricciones sobre las actividades productivas, o la posposición de su progresiva eliminación, incrementando el desempleo y el riesgo de quiebras empresariales. Y desde el ángulo político, daría pie a que se pueda cuestionar la efectividad de las medidas tomadas por las autoridades.

En principio, para que pueda ocurrir una segunda ola, la primera debe haber terminado. Eso no implica que el virus tenga que haber desaparecido antes de los nuevos casos, sino que se compruebe que una tendencia declinante estadísticamente significativa ha sido reemplazada por una tendencia alcista.

Ese cambio de tendencia puede deberse a varias causas. Puede ser el resultado de una mutación del virus, como algunos historiadores afirman que sucedió durante la pandemia a principios del siglo pasado, o que obedezca a que los controles establecidos se hayan debilitado o estén siendo ignorados. Hasta ahora no hay evidencia de variaciones virales importantes en la presente pandemia. La opinión de los especialistas a ese respecto es que dada la facilidad de difusión del virus en su configuración actual, la probabilidad de una mutación como medio de propagación es baja.

Pero dado que la mutación no parece ser una explicación válida, los gobiernos tienen tres caminos para evitar el costo político de una segunda ola. Si el gobierno cambió, pueden atribuirla al gobierno anterior. Si no ha cambiado, pueden negar su existencia, como hizo el vicepresidente de los EE.UU. Y si tienen que admitir que existe, pueden, como hizo el primer ministro británico, achacarla al mal comportamiento de la población.

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Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.