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Pocas soluciones

Los cambios de dirección de las vías son sólo un paliativo, menguado porque han conducido a que haya más vehículos estacionados a ambos lados.

Mientras más se encarecen los combustibles, más alto es el costo de las obstrucciones del tránsito. Costosas por ellas mismas, en vista de las grandes pérdidas de tiempo que provocan, implican un costo monetario en términos del combustible consumido durante los cada vez más prolongados períodos que los vehículos permanecen inmovilizados.

Hasta ahora los intentos de solución han sido inefectivos. Y lo peor es que no se vislumbran correctivos eficaces en el futuro previsible. En realidad, a juzgar por lo que ha venido aconteciendo, es lógico esperar que las cosas empeoren.

Esencialmente, se trata de acomodar un creciente número de vehículos en vías cuyas dimensiones son fijas. Es algo parecido a tratar de poner más y más objetos dentro de una maleta. Eventualmente, si la maleta no se puede expandir más, habría que sacar de ella algunas cosas para poder colocar otras en su lugar. O habría que detener el aumento en el número de objetos, y quedarse sólo con los que ya están dentro.

En lo que al tránsito concierne, la sustitución no lograría su propósito si consiste en reemplazar unidades destartaladas con nuevas unidades, pues su número no variaría, y sería pequeño en comparación con el ritmo de aumento del total de vehículos. Y detener el aumento atentaría contra las ventas y ferias, afectaría las recaudaciones y discriminaría contra los que no tienen vehículo. La sustitución del transporte individual por el colectivo parece ser un mecanismo promisorio, pero nos engañaríamos si creyéramos que puede aplicarse a corto plazo y sin cuantiosas inversiones de recursos que hoy no tenemos a nuestra disposición.

Los cambios de dirección de las vías son sólo un paliativo, menguado porque han conducido a que haya más vehículos estacionados a ambos lados. Puede ayudar la planeada construcción de parqueos, dado que gran parte de las vías están ocupadas por vehículos estacionados, siempre que se proceda estrictamente a impedir que se usen las calles con ese propósito.

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Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.