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Triunfo prematuro

Llegado el plebiscito, los chilenos dijeron que no a la reforma propuesta, abriendo interrogantes acerca del futuro

Introducir reformas socioeconómicas es más un arte que una ciencia. Para que sean aprobados, aceptados y aplicados exitosamente, los cambios deben ser los mínimos requeridos para alcanzar los objetivos que se intenta conseguir, resistiendo la tentación de aprovechar la ocasión para añadir otras metas. No es un ejercicio preciso, matemático, sino una labor de tanteo, valoración y negociación, aproximada en su esencia y muy sensible a la rapidez con la que se pretenda llevarla a cabo. El fracaso de la reforma constitucional en Chile, rechazada contundentemente en el plebiscito del pasado 4 de septiembre, ilustra cómo un error de percepción puede impedir el éxito de un intento de cambio.

Durante un tiempo, Chile fue una excepción en Latinoamérica. Su orden institucional, procesos eficientes y alto nivel de vida la separaban del resto de la región, convirtiéndose en un modelo a seguir. Los violentos disturbios del 2019 sacudieron los cimientos de su estructura funcional, revelando que perniciosos rasgos latinoamericanos, como la desigualdad y la discriminación, habían permanecido ocultos bajo el manto del progreso. La institucionalidad, no obstante, subsistió, y permitió canalizar el descontento de la juventud y de los marginados hacia la celebración de un referéndum en que la decisión de modificar la constitución fue aprobada por casi el 80% de los votantes.

Ocurrió entonces lo que provocó el ulterior fracaso. Tres cuartas partes de las personas elegidas para redactar el proyecto de la nueva constitución pertenecían a partidos y movimientos de izquierda, quedando la comisión desbalanceada, no representativa de las preferencias de la población en general. Ese triunfo prematuro dio a entender a los delegados  que los chilenos apoyarían transformar la propia naturaleza del Estado, alterando roles y derechos establecidos. Cerca de dos años después, llegado el plebiscito, los chilenos dijeron que no a la reforma propuesta, abriendo interrogantes acerca del futuro.

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Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.