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Etapa de culpas

Las expectativas republicanas en las elecciones eran tan triunfalistas que el avance que lograron en las elecciones es considerado como un deplorable fracaso

Antes de las elecciones del pasado 8 de noviembre en los EE.UU., los republicanos no tenían el control del Senado ni de la Cámara de Representantes. Después de los comicios, continúan sin controlar el Senado pero tienen mayoría, aunque pequeña, en la Cámara de Representantes. No obstante, según comentamos en una columna anterior, las expectativas republicanas eran tan triunfalistas que el avance que lograron en las elecciones es considerado como un deplorable fracaso. Y como suele ocurrir en la esfera política cuando se percibe un gran fracaso, ha comenzado la etapa de buscar a quiénes culpar.

El más notorio culpable potencial es el expresidente Trump. Se señala que varias de las derrotas más significativas, que impidieron al partido conquistar la mayoría en el Senado, correspondieron a candidatos con puntos de vista extremistas que Trump auspició. Fueron figuras atractivas para las bases partidistas leales a él, no así para el electorado en general, especialmente los más jóvenes, segmento demográfico éste en el que los demócratas superaron masivamente a los republicanos. La fidelidad a Trump, como criterio de selección de los candidatos, según esta corriente de opinión, probó ser desastrosa para la posibilidad de que se materializaran los pronósticos acerca de que una marea roja, el color de los republicanos, arrasaría con las esperanzas demócratas de ganar en los lugares donde la competencia era más aguda.

Como era de esperar, Trump y sus seguidores rechazan esa evaluación, y aunque no admiten que el resultado electoral haya sido un rotundo fracaso, atribuyen la pérdida de algunas demarcaciones claves a la falta de apoyo de las estructuras del partido contrarias a Trump, empeñadas en cerrarle el paso a su candidatura presidencial dentro de dos años.

Luce evidente que, como consecuencia de los comicios, ha aumentado el número de líderes republicanos dispuestos a desafiar a Trump, lo que sugiere que la campaña interna para el 2024 será ardua y colorida.

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Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.