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Redes Sociales

Inclusión ajena

Es posible que en mercados financieros en los que existe una intensa competencia, se genere un desincentivo para invertir en la inclusión

La inclusión financiera, que procura ampliar el acceso a los servicios de los bancos y demás entidades financieras, no se plantea únicamente como un punto de apoyo para la expansión de las actividades económicas, sino también como un importante mecanismo en favor de la movilidad social y el avance de los segmentos sociales más pobres.

En principio, para las instituciones financieras debe ser rentable invertir en la ampliación de su abanico de clientes potenciales. Esto así a pesar de que las cuentas y operaciones pequeñas involucran costos que reducen su margen de beneficios. En ese sentido, la inclusión es una labor de escala, cuyos rendimientos en términos de beneficios están vinculados con el volumen de las transacciones. Eso significa que para que los programas en pro de la inclusión sean redituables, deben conseguir incorporar a un número suficiente de nuevos usuarios.

Pero con esos programas, llevados a cabo por entidades privadas, puede suceder algo parecido a lo que ocurre con algunos programas de becas. Una vez que el costo de la inclusión, incluyendo ubicación, enseñanza, promoción y análisis de los posibles clientes, es asumido por una entidad específica, existe un incentivo para que otras entidades traten de captarlos como clientes de ellas, igual que sucede con el personal calificado cuyos costos de entrenamiento fueron absorbidos por la empresa en la que trabajaban.

A ese respecto, en lo que concierne al proceso de análisis de crédito de personas previamente excluidas, un estudio realizado en Perú reveló que las tres cuartas partes de los solicitantes que fueron calificados, terminaron recibiendo préstamos de otros intermediarios financieros, y no de la entidad que incurrió en los costos para la calificación.

Como consecuencia de esa situación, es posible que en mercados financieros en los que existe una intensa competencia, se genere un desincentivo para invertir individualmente en la inclusión, haciendo necesario que el Estado asuma esa tarea.




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Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.