Mundo sin papel
El papel es particularmente odiado por los ecologistas por su alegada contribución a la depredación de los bosques
Los entusiastas partidarios de la revolución digital, aparte de comparar su trascendencia a la que en su momento tuvo la revolución industrial, proclaman como uno de sus más importantes legados librar al planeta del uso del papel. Por supuesto, no todo el papel, pues aún falta encontrar sustitutos para numerosos fines, pero ellos prevén que dejará de emplearse en gran parte de sus aplicaciones actuales.
El papel es particularmente odiado por los ecologistas por su alegada contribución a la depredación de los bosques. Ponen como ejemplo la devastación efectuada en Indonesia por compañías japonesas, o los daños que actualmente está sufriendo la cuenca del Amazonas, la cual se estima perderá el 20 % de sus árboles en los próximos 20 años. Gracias a la revolución digital, podrían en poco tiempo desaparecer las guías de viajes, las memorias, los cheques, los calendarios de escritorio y pared, las boletas electorales, las cartas, los recibos, las etiquetas y los periódicos, libros, catálogos, mapas, fotos y revistas impresos. De hecho, podrían dejar de existir también el papel moneda y los sellos de correo, como ya desaparecieron en gran medida los certificados de inversión (ahora “desmaterializados”), las libretas de ahorro y las fotografías impresas.
La industria del papel se defiende señalando que los verdaderos causantes de la pérdida de superficie boscosa son la agricultura de conucos en zonas protegidas, la quema de árboles para sembrar soja y otros cultivos, la ganadería, la urbanización y los cambios climáticos. Ponen especial énfasis en que los árboles son un recurso renovable, igual que el arroz o el trigo, sólo que su ciclo de producción es más prolongado. Añaden que manejada adecuadamente, la explotación de los bosques no tiene que conllevar perjuicios ecológicos. Y dicen que en su ausencia sería mayor el desempleo, menor el incentivo económico para conservar y reponer los recursos forestales, y más grande el peligro de que los plásticos ocupen su lugar.