Pasado de moda
Cuando las economías se reactivaron, apareció la inflación y las autoridades monetarias reaccionaron subiendo los intereses.
Quizás alguien tenga en su closet un vestido adquirido hace algún tiempo y que nunca ha usado. Si desde que lo adquirió la moda ha cambiado, es probable que no consiga quien se lo compre al mismo precio que pagó por él. Dado que los estilos de vestir son cíclicos, y lo que dejó de usarse vuelve a estar de moda, lo más sensato sería dejarlo guardado y esperar el momento apropiado para ponérselo y salir con él. Pero si por algún motivo necesita dinero y se ve forzada a venderlo, la persona tendrá que resignarse a no recuperar lo que el vestido le costó.
Que algo así suceda, por lo regular no desencadena una crisis. Pero si un banco atraviesa por una situación similar, las consecuencias podrían ser funestas. Un banco, por supuesto, no suele tener vestidos guardados en un closet. Lo que tiene son “activos”, consistentes en bonos que ha comprado, préstamos que ha concedido y otros tipos de valores.
Para ayudar a las personas y empresas durante la pandemia, los gobiernos pusieron en marcha diversos programas de asistencia que incrementaron el volumen de dinero circulante. Como no había mucho en qué gastar ni cómo gastarlo, en algunos países el monto de los depósitos bancarios aumentó y los intereses bajaron a niveles insignificantes, Con esos fondos baratos, los bancos otorgaron créditos y refinanciamientos a tasas fijas, y compraron títulos con rendimientos bajos.
Cuando las economías se reactivaron, apareció la inflación y las autoridades monetarias reaccionaron subiendo los intereses. Muchos de los activos de los bancos perdieron parte de su valor de venta, pues para lograr que alguien se los compre tendrían que venderlos con un descuento a fin de aumentar el rendimiento para el comprador. Si los bancos no salen a venderlos, el efecto se limita a un asunto contable y de índices financieros. Pero si tienen que venderlos, esa pérdida potencial pasa a ser real e impacta su solvencia y su estado de resultados, pudiendo provocar que los depositantes retiren su dinero y los inversionistas vendan sus acciones.