Retorno del vinilo
Nadie hubiera imaginado que en la segunda década del siglo 21 serían los CD los que estarían desapareciendo, mientras regresan los tocadiscos y los discos de vinilo
Su desaparición fue vaticinada y pareció haberse cumplido. Se suponía que los discos de música impresos en vinilo, que durante años habían estado presentes en casas y lugares de esparcimiento, pronto serían encontrados sólo en museos y algunas colecciones privadas. Hasta hallar agujas de repuesto para los tocadiscos era cada vez más difícil. La música digital en discos compactos fue desplazando a los de pasta en cuestión de meses. Más resistentes y pequeños, y teóricamente libres de desgaste, los CD transformaron el sector de las grabaciones musicales, presumiblemente para siempre a lo largo de un camino sin retorno. Nadie hubiera imaginado que en la segunda década del siglo 21 serían los CD los que estarían desapareciendo, mientras regresan los tocadiscos y los discos de vinilo.
Según los amantes de la música, eso se debe a la diferencia en la calidad del sonido grabado. Los expertos y los estudios de grabación siempre lo reconocieron, pero ahora son usuarios comunes y corrientes los que están haciendo volver atrás el reloj. Esa tendencia no es uniforme entre países. La lideran los mercados de mayores ingresos, en particular los EE.UU., siendo mucho menos visible en las naciones subdesarrolladas.
Pero aun en países desarrollados la preferencia por los discos de vinilo es minoritaria. El mercado estadounidense de música, por ejemplo, ascendió a US$15,900 millones en el 2022, un aumento del 6% respecto del 2021, pero el 84% de ese monto, equivalente a US$13,300 millones, provino de “streaming”, transmisiones de video en línea. Sólo US$1,200 millones correspondieron a discos de vinilo (un incremento del 17% sobre el 2021), US$483 millones a los CD, y US$495 millones a descargas digitales.
El entusiasmo de los puristas musicales por el retorno del vinilo, no obstante, no es compartido por los ecologistas, quienes ven en el vinilo una de las peores sustancias contaminantes. Otros plásticos más reciclables, sin embargo, no ofrecen igual calidad de sonido.